¿Quién te otorgó la prerrogativa de darnos cátedra, a los latinoamericanos, de política, sociología, historia o filosofía?
Tú, hijo cerril de torero adinerado, cantante retrasado de vaudeville, que viniste en 1981 a moverle el culo al tirano Pinochet y a su corrupta mujer, ¿vienes a darnos lecciones de democracia?
Recuerda que eres nieto del mal gallego Franco, otro nefasto tirano que sí debió haber sido fulminado por Dios, aunque no por tu dios Borbón, ese que bendecía los tanques alemanes y las tropas “selectas” de Mussolini para avasallar a la República Española; recuerda que eres siervo de otro inútil reyezuelo, que juega al rey demócrata mientras le hace venias al imperialismo de USA, que no lo es, puesto que se trata de un aberrante oxímoron: los reyes tienen tanto apego a la democracia como tú al respeto por el público, ahora que no cantas, asmático “cantaor” de malas bulerías, “españolillo” y nunca hispano como tu homónimo, Miguel de Unamuno, ni como Antonio Machado, el gran poeta.
Si Dios fulminara a los tiranos –ni se ocupa de ellos como no se desvela por los desvalidos– hubiese borrado del mapa a Francisco Franco antes de que pisase La Moncloa; a Pinochet antes de que incendiara La Moneda; a Trump antes que pisoteara la Casa de Abraham Lincoln; al mismísimo Piñera, fantoche internacional, antes de que oficiara de aprovechado delfín de Augusto el Canalla.
Te sugiero que desaparezcas de los escenarios, donde tu voz hiede como tu barriga de satisfecho. Calla, Bosé, vuelve a tu Madrid “cosmopolita” y ahógate con una mala sangría, puesto que ya no traes sangre en tus venas de chulo postfranquista.
América nuestra, Amerindia, ya está saturada de malos españoles como tú. Guarda tu capa de torero, no sea que el Minotauro termine de darte por culo.
Edmundo Moure Rojas
Editado por María Piedad Ossaba
Fuente: Politika, 26 de febrero de 2017