‘Niños del mundo./Si cae España/digo/ es un decir./ Si cae su antebrazo que sostienen en cabestro dos láminas
terrestres/ niños/ que edad la de las sienes cóncavas/ que temprano en el sol lo que os decía/ que pronto en vuestro pecho el
ruido anciano/ que viejo vuestro dos en el cuaderno’
César Vallejo
‘España. Aparta de mi este cáliz’
España cayó pero el bastardo monstruo rejuvenecido en el tiempo y en el espacio técnico y subhumano
no hará caer a Venezuela Bolivariana.
No.
Millones la sostenemos con nuestros alientos, gargantas inflamadas, brazos tensos, prestos a empuñar los aceros para hacer frente a los aceros del enemigo y derrotarlos.
Mr. Bolton podrá buscarse él mismo una playa en donde pueda retozar en las calientes arenas sus huevos fritos y secos
mientras el óleo verdegrisaceo que intenta robar lo envuelve y convierte en un efluente cenagoso.
Porque ni el presidente ni nadie en la Venezuela Bolivariana dará un paso más allá de sus fronteras
ni por asomo.
Estará más allá del temor y la muerte
empuñando la rabia que destrozará al invasor.
Esa masa compacta de combatientes sí arrollará a los bárbaros blandiendo su milenaria teluria sus geografías de mar y tierra sus millonarias tempestades humanas acrisoladas en el odio al enemigo
y por el amor al terruño y los millones de desarrapados que luchan por el socialismo o ya lo han conquistado
vencerán /venceremos.
Estamos mientras tanto aquí esperando el sonar del tambor y el clarín
para acudir en su ayuda con todas nuestras fuerzas y experiencias acumuladas en distintas patrias amadas nuestras matrias a las que quisimos y queremos como ahora a Venezuela.
y combatir. Por ella.
Ni lo sueñen gusanos de tierra, aire y mar.
La solidaridad internacional es la ternura de los pueblos.
Y el internacionalismo revolucionario es el puño que se estrella contra los pretendidos liquidadores de ternuras populares de cualquier parte.
‘Todo acto o voz genial viene del pueblo
y va hacia él
de frente o transmitido
por incesantes briznas
por el humo sagrado de amargas contraseñas sin fortuna’
refería Vallejos a la estatura miliciana revolucionaria que combatía en España asolada por los fascistas locales y sus cómplices.
En esas contraseñas nos reconocemos.
Y rezumándonos de verde olivo y como dicen
decíamos
los nicas
nos aprestamos para el vergueo
Jorge Luis Ubertalli Ombrelli para La Pluma, 4 de febrero de 2019
Editado por María Piedad Ossaba