¿Estamos transitando ya por un cambio de era? A este respecto recordemos un par de asuntos relevantes para comprender los porqués de nuestra actual situación sociopolítica mundial, tan caótica, disfuncional, controversial y violenta.
Los historiadores están de acuerdo en reconocer que una era dura, como máximo, dos siglos y medio, ergo, dos mil quinientos años. Así ocurrió con los antiguos imperios recogidos por la Historia: el griego, el romano, el persa, y siglos más tarde el español, el portugués, el inglés, el alemán, el ruso, etc.
Es un hecho de la causa que nuestra actual era comenzó con la revolución industrial en Inglaterra a mediados del siglo diecinueve (1850 adelante), dando inicio y origen al capitalismo, sistema que todavía, ya en el año 2025, continúa vigente, aunque con menos fuerza que en los siglos anteriores. ¿Es la hora del final? Tal vez, pues resulta obvio que nada es eterno ni de duración más extensa de tres siglos.
Pero, ¿por qué caen y terminan los imperios y/o sistemas que dan nutriente a una era? Recuerdo una frase que Mao-Tsetung pronunció en 1956: “el capitalismo estadounidense es un tigre de papel. Mirado por fuera parece un tigre, pero está hecho de papel y no aguanta un golpe de viento y lluvia”.

La frase de Mao aludía a lo mismo que muchos historiadores aseguran; que los imperios no son derribados por otros imperios ni por grandes guerras externas, sino que, a decir verdad, caen por sus contradicciones y conflictos internos nunca resueltos. El imperio romano es un buen ejemplo de ello…y el español también…y después el inglés, el ruso zarista…y así, siempre igual. El ‘golpe de viento y lluvia’ no procede de otro lugar que no sea internamente.
¿Es la hora del derrumbe inexorable del sistema neoliberal, etapa final del capitalismo? Posiblemente sí, ya que previo al término de toda era encontramos luchas internas, severos disensos, corrupción, violencia, pérdida de valores esenciales, irrespeto por la vida del prójimo y la propia, desinterés manifiesto por la “cosa pública” (o la “lex” que había guiado a los romanos), y la invasión de extranjeros provenientes del exterior de las fronteras principales del imperio que los había invadido -conquistado y sometido- a punta de las armas disponibles en la respectiva época.
Hoy, siglo veintiuno, una de esas grandes armas usadas por el imperio económico-tecnológico, encabezado por las grandes potencias económicas occidentales, es la globalización, forma efectiva que ha adoptado la fuerza dominante del capitalismo salvaje y extremo, el cual propone a los pueblos subyugados por las naciones poderosas desarrollarse como ellas, aunque sin disponer -a voluntad- de sus propios recursos y formas de gobierno…entonces, el resultado es el caos y se dispara una migración a bandadas hacia el falso espejo de los países mandantes.
¿Esto último, provoca o no provoca, a la larga, una mixtura de costumbres y conocimientos en esos países ahora “invadidos” por millones de migrantes que, en muchos casos, destrozan las leyes del anfitrión consiguiendo finalmente estructurar un tipo de sociedad distinto al anterior?
Y con tales asuntos va aparejada la acción política, la ideológica, sin duda alguna. Porque la cuestión, en este tema, es blanca o negra, no hay más colores; vale decir, o los migrantes son convertidos a la fe política y social del anfitrión, o este es reconvertido a una nueva fe.
Está ocurriendo hoy, no sólo en Chile, sino en el mundo. Islamistas hacen nata ya en Europa occidental…inmigrantes latinos son perseguidos en Estados Unidos porque habían logrado cambiar muchos elementos de la otrora vida ‘normal’ de ese imperio, cuestión que preocupaba en demasía a las enriquecidas y proto fascistas cofradías mega empresariales y financieras del occidente ‘blanco’.
¿Y en casa, cómo estamos? Acá, las fuerzas conservadoras que gobiernan la economía, las armas y las almas del país (vale decir, bancos, FFAA e iglesias, además de las comunicaciones), sintieron que se resquebrajaba el sistema, que la era amenazaba terminarse sin permitir jugadas de último momento…y acertaron, claro que acertaron…y muy a tiempo, pues aprovecharon el caos político y económico habido en otras naciones (como es el caso de Venezuela), para enamorar a miles de personas enemigas del socialismo ofreciéndoles “paz, trabajo y buena vida” si ellas emigraban a Chile…con lo que esas fuerzas conservadoras y clasistas obtuvieron nuevas reservas electorales para su capote.
Es el término de la actual era…no hay duda. Europa se debate en estertores ante la invasión de millones de empobrecidos africanos islamistas…Estados Unidos lucha con escasa certeza de triunfo contra millones de hispanos, latinos y asiáticos que han hecho enriquecerse al comercio e industria de ese país…pero este no los quiere, prefiere sufrir económicamente para mantener “la raza” en alto, aunque masivas marchas procedentes de pequeñas naciones centroamericanas se dirigen al imperio norteño amenazando imponer allí sus necesidades y costumbres. Y tal vez, también, su postura política tercermundista, cuestión que los ‘halcones’ de Washington y sus aliados odian sin ambages. El caos se desata en esa nación…y aumenta, se incrementa…
En fin, usted, amable lector, sabe muy bien que todo ello también ocurre en nuestro país, aunque quizás en otro tono y menor grado, pero sucede. Los dueños de la férula decidieron traer no sólo mano de obra barata, sino también votantes anti izquierdistas, anti latinoamericanistas…como forma de resguardar sus intereses y demorar el término de esta actual era, aún a riesgo de difuminar y asfixiar lo que hasta hoy todavía siguen siendo ‘las costumbres y cultura chilena’.