Infamia

“Entre un reloj y un calendario / muere, crucificada, la poesía”.

Definición de la Real Academia de la Lengua: Ruindad, afrenta, ofensa, vileza.

En cualquier país del mundo a una mujer como Maruja Vieira la tendrían rodeada de honores. Le rendirían culto. Una de las más grandes poetas de Hispanomérica. Traducida al inglés, francés, griego, húngaro, alemán y portugués. Uno de los pilares básicos de la cultura colombiana del último siglo. Miembro de la Academia de la Lengua en Colombia y correspondiente en España. Profesora universitaria. Periodista. Merecedora de la Orden Gabriela Mistral en Chile.

Maruja Vieira de Vivas Balcázar, ya al borde de cumplir 99 años. Lúcida, impecable, luchadora, valiente y solitaria. Casada en 1959 “en una madrugada de campanas”. Queda viuda en mayo de 1960, su única hija todavía en su vientre. “La vida se detuvo ese día, he sobrevivido en un cuerpo sin alma”. Eternamente enamorada de su marido, le dedica algunos poemas profundos y dolorosos.

José María Vivas Valcazar, su amor eterno

“Cuando cierro los ojos vienes del país de la muerte / Llegas a la orilla del río del tiempo / El agua nos aparta siempre / No hay puentes/ Me miras desde lejos y sonríes / Despierto / ¡Cómo tarda en llegar el barquero”.

“Estarás aguardando en el umbral / Tú y nadie más entre la luz final / Y sonreirás como en el tiempo del amor”.

“He comenzado a despedirme / Es una larga lenta y luminosa despedida / Como la del sol sobre el mar”.

En un homenaje a sus 95 años, Jorge Emilio Sierra Montoya despide un bellísimo artículo con estas palabras: “Y cuando vi que sus ojos se tornaban más tristes, preferí retirarme con discreción, agradeciéndole por su presencia, por su obra, por la dicha de haberla conocido… y otra vez sonrió, como si nada”.

Pues bueno, en este país de canallas, de burócratas corruptos y mediocres, que sobreviven en medio de la sangre derramada y por derramarse, en este país sin ética, manejado por mafias, paramilitares, avivatos, títeres, hampones de cuello blanco y sin cuello, porque les han cortado la cabeza y la conciencia, país donde la impunidad lleva la última palabra, a Maruja Vieira de Vivas Balcázar le quieren quitar su pensión.

Un organismo burócrata, llamado Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales (UGPP), le quiere quitar su pensión de Cajanal de $1’800.000 y dejarla en Colpensiones con un salario mínimo de $908.526. Así. De tajo. Citaciones. La ley es la ley y se cumple a rajatabla. Para los honestos, los vulnerables, los poetas, los artistas, los que jamás se han robado un puto peso, mientras se desaparecen $70.000 millones, los de la toga destogados siguen como Alí Babá forrándose.

Infamia… y nadie reacciona. Una mujer poeta casi en su centenario es “inofensiva” y no puede defenderse. Así es como Colombia agrede a sus personajes más importantes. La UGPP ataca como hiena. Ninguno de sus funcionarios habrá leído un poema. ¡Qué dolor!

Ana Mercedes, esa única hija que no pudo conocer a su padre sino a través de los poemas, estamos contigo. Malditas instituciones que no sirven sino para perseguir a los honestos. ¡Esta vileza tiene que cambiar!

Posdata. “Está bien que la vida de vez en cuando nos despoje de todo / En la oscuridad los ojos aprenden a ver más claramente”.

“El sobre dice: A Maruja Vieira Poeta / Habrá que devolverlo con un letrero que diga / Dirección desconocida”.

“Entre un reloj y un calendario / muere, crucificada, la poesía”.

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Olga Lucía Mera

Editado por María Piedad Ossaba

Fuente El Espectador, 2 de noviembre de 2021

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