China lanza su hoja de ruta de cooperación más ambiciosa hacia América Latina y el Caribe

Sobre la innovación científica y tecnológica, el país asiático proyecta explorar la construcción de laboratorios conjuntos, centros de investigación-desarrollo o polígonos industriales de nueva y alta tecnología, y apoyar a las universidades, empresas innovadoras e instituciones de China y América Latina a cooperar entre sí.

El documento organiza la cooperación en torno a cinco grandes áreas que Pekín denomina programas de solidaridad, desarrollo, civilizaciones, paz y pueblos.

China publicó el pasado miércoles 10 de diciembre el “Documento sobre la Política de China hacia América Latina y el Caribe”, el tercero de este tipo desde 2008, en el que reafirma su visión estratégica hacia una región que considera “una parte esencial del Sur Global” y con un peso en la gobernanza internacional.

La publicación no es menor: el país asiático enmarca a América Latina y el Caribe como un bloque que, según el texto, está ganando un papel central en la “causa del progreso de la humanidad”. En un mundo descrito como “cambiante y lleno de desafíos”, China presenta a la región como un socio indispensable para avanzar en desarrollo, estabilidad y cooperación multilateral.

Fortalecimiento de la cooperación e intercambio

Mientras Estados Unidos anuncia planes de expansionismo, China, la segunda economía más grande del mundo, busca fortalecer aún más el intercambio y la cooperación con América Latina y el Caribe. El gigante asiático dio a conocer la política que aplicará en la región en los próximos años, un en el que establece trabajar en conjunto en más de 40 áreas, en su mayoría ámbitos en los que el país tiene una labor destacada.

Entre ellos, la atención a la pobreza, a la educación, al cambio climático, la explotación de energías, incluida la nuclear; y el trabajo en materia de alta tecnología, como la informática, inteligencia artificial, aviación e industria aeroespacial.

Con esta hoja de ruta el gobierno de Xi Jinping busca llevar a otra “altura” las relaciones de China con la región. Tan solo el año pasado, el volumen de comercio entre ambos superó por primera vez los 500 mil millones de dólares. En tanto, entre enero y octubre del 2025 se aproximó a los 450 mil millones de dólares, lo que representó un aumento del 3.5 por ciento, según datos oficiales.

En el texto, que fue actualizado tras la edición de 2016 y previamente 2008, se destaca que América Latina y el Caribe tienen perspectivas de desarrollo promisoras y constituyen una fuerza indispensable en el proceso de la multiporalización mundial y la globalización económica.

Con este marco, la nación asiática plantea trabajar en cinco programas: el de solidaridad, desarrollo, civilizaciones, paz y pueblos. En el primero manifiesta estar dispuesta a establecer relaciones interestatales sobre la base del principio de una sola China, e impulsar más mecanismos intergubernamentales de diálogo y consulta.

En este sentido, señala que el Gobierno aprecia que la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños se adhieren firmemente a este principio y aprovecha para reiterar que Taiwán “forma parte inalienable del territorio chino”. Esto en un contexto en el que han escalado las tensiones con Japón por este asunto.

En cuanto al programa de desarrollo, establece su intención de explotar a fondo el potencial del comercio bilateral, negociar para que sea más fácil la transferencia e intercambio de bienes y servicios, incluyendo los tratados de libre comercio. Igualmente, firmar más acuerdos de protección a la inversión, apoyar a las empresas chinas a operar en la región y contribuir al empleo local.

Respalda una mayor colaboración entre las instituciones financieras chinas y sus pares tanto nacionales como regionales; y buscará fortalecer la cooperación entre los bancos centrales y los organismos de regulación financiera de ambas partes para facilitar la liquidación transfronteriza en moneda local, negociar la compensación en yuan, al igual que promover “a pasos seguros” la cooperación monetaria como el canje de monedas locales.

Respecto al trabajo en energías y recursos, China menciona que está dispuesto a ampliarlo aún más en áreas tradicionales como petróleo y gas natural, así como en energías limpias (la hidráulica, la solar, la eólica o la de hidrógeno), y profundizar la colaboración sobre el uso de energía nuclear con fines pacíficos.

Plantea también impulsar acciones en el sector de infraestructura, en la industria manufacturera, en la agricultura, en la construcción de ciudades digitales y verdes; así como llevar a cabo intercambios para hacer frente al clima extremo.

Sobre la innovación científica y tecnológica, el país asiático proyecta explorar la construcción de laboratorios conjuntos, centros de investigación-desarrollo o polígonos industriales de nueva y alta tecnología, y apoyar a las universidades, empresas innovadoras e instituciones de China y América Latina a cooperar entre sí.

En cuanto a los programas de civilizaciones, paz y pueblos, propone, entre otras, profundizar la aplicación de la ley antidrogas y combatir conjuntamente el tráfico de estupefacientes; apoyar la proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, así como desarrollar activamente la cooperación militar, establecer mecanismos de reunión de trabajo, realizar visitas mutuas de delegaciones y buques castrenses.

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