Al cabo de la desesperada visita de una comitiva oficial del gobierno argentino a Washington, una periodista preguntó al líder republicano: “¿Qué tiene para decirles a los agricultores estadounidenses que sienten que el acuerdo beneficia más a Argentina que a ellos?”. Y la respuesta que obtuvo fue durísima: “Argentina está luchando por su vida, señorita. Usted no sabe nada al respecto (…) Si puedo ayudarles a sobrevivir en un mundo libre… me gusta el presidente de Argentina. Creo que está haciendo todo lo que puede. Pero no haga (le dijo a la cronista) que parezca que les va muy bien. Se están muriendo. ¿De acuerdo? Se están muriendo“, remató con crudeza.
Lo primero que nos invitan a expresar sus declaraciones es “con amigos como esos, quién precisa enemigos…”. Y lo segundo que se nos ocurre es advertir que un presidente malherido en el Norte está jugando a mantener con vida a un “par” suyo que ya es un zombi en el Sur.
En tales circunstancias, nuestro país asiste a una elección intermedia que, tanto por arbitrio del oficialismo como de la oposición, ha ido adquiriendo relevancia nacional, con la inestimable colaboración de un desembozado injerencismo imperial pocas veces visto hasta la fecha, del que – por si faltaba mayor evidencia – acabamos de ser testigos con el arribo a Ezeiza de 18 jets ejecutivos, que trajeron a la reunión del JP Morgan en Buenos Aires, ente otros conquistadores, a su titular, Jamie Dillom; a Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado de los Estados Unidos y socia del citado banco; a Tony Blair; y a Amin Nasser, director ejecutivo de Saudi Aramco, para encontrarse con Marcos Galperin (Mercado Libre), Eduardo Escasany (Galicia), Armando Loson (Albanesi), Horacio Marín (YPF) y Mariano Bosch (Adecoagro), a fin de diseñar nuestro futuro entre quienes realmente detentan el poder real.
Un escenario al que la improvisada y endeble administración libertariana, más afecta a interpretar la realidad nacional mediante el Tarot o las profecías de Solari Parravicini que a partir de la ciencia política, llega maltrecha, y – “si para muestra basta un botón” – con una Karina Milei al filo de comparecer al Congreso llevada por la fuerza pública, para declarar sobre la estafa de la criptomoneda Libra.
En resumidas cuentas, ya sobre la elección, con la renuncia del canciller Gerardo Werthein y el anuncio en igual sentido del Ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona, no cabe la menor duda de que La Libertad Avanza llega a estos comicios remando sobre un Alka Seltzer, y con el único sustento de sus amigos del Norte, ansiosos por disponer de nuestras tierras raras.
Mientras, en plena interna sindical, la flamante corriente que promueve la llegada al triunvirato cegetista de Cristian Jerónimo (empleados del vidrio), liderada por Gerardo Martínez (UOCRA) y Andrés Rodríguez (UPCN), quiere convencer a Hugo Moyano de respaldarla. Por otro lado, es inminente el contacto con la alianza de “los Gordos” y el barrionuevismo, que objeta a Jerónimo.
Si coincidiéramos en que al Gobierno libertariano solo puede rescatarlo la asistencia del Tesoro Estadounidense – en un momento en el que, como se señaló antes, por allá las cosas tampoco andan demasiado bien -, habrá que creer o reventar que el mismo hará lo posible por ganar o ganar, con buenas o malas artes, estas elecciones intermedias. Por lo demás, al Gran País del Norte no le resulta para nada indiferente – más aún ante la inminente renovación de autoridades en algunos países de la región – perder el control de esta importante franja geopolítica del Cono Sur.
Las encuestas más prudentes hablan de un humor social adverso a la gestión anarcocapitalista, pero no descartan un posible empate técnico en las urnas.
En tal contexto, un peronismo institucional posicionado a singular distancia de la sentencia de Evita cuando afirmó que dicho movimiento sería revolucionario o no sería nada, eludiendo esgrimir propuestas programáticas, se recuesta sobre un riesgoso perfil supuestamente doctrinario.
Con la honrosa excepción de algunas fuerzas aún de escasa gravitación electoral, como el FIT – U – que milita consecuentemente junto a lxs trabajadorxs formales e informales, e integró la valerosa Flotilla Global Sumud visibilizando en Gaza al Auschwitz del Siglo XXI -, la Unidad Popular de Claudio Lozano, o el Partido Socialista Auténtico de Mario Mazzitelli, la clase política argentina, con su entreguismo, su mediocridad, o su ineptitud, por ahora ha puesto candado a una transformación social de fondo.
Paralelamente, promediando el mes en curso, se realizó de manera virtual la Audiencia sobre Agua, Clima y Energía del Tribunal de los Pueblos y de la Naturaleza contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) Dicho Tribunal es una iniciativa de la campaña internacional ¡Alto al FMI – BM! ¡Reparación YA!, lanzada al cumplirse estas instituciones 80 años.
A considerable distancia de los enjuagues palaciegos, los pueblos de Nuestra América no olvidan ni perdonan a sus opresores. –