Lo movemos

Sin embargo, la oración perfecta se resquebraja fuera de la pizarra, porque también están los estos, las aquellas, lo que hubo…

“Eso es lo que hay” es una frase común que oímos a diario y con la que, lo admito, no tengo buena relación. Casi diría que la detesto. La oigo en los medios, a mi alrededor, aunque su definición sea irreprochable, a su ejecución la pierden los matices.  “Eso es lo que hay” es una simple y vaga descripción (“eso”) de las existencias (“hay”). Sin embargo, la oración perfecta se resquebraja fuera de la pizarra, porque también están los estos, las aquellas, lo que hubo… y ocurre que las descripciones no siempre coinciden, ni salen las cuentas por más que insistamos en inflar la frase poniendo todos los nombres que caben en un “eso” y todos los verbos que se admiten en un “hay”.

Inventarios al margen, lo que más me encabrona de la citada frase, aún cuando hubiera consenso en la escenografía y al “eso es lo que hay” nada hubiera que objetarle, es ese rancio tufo a resignación que despide su uso cuando pasa de ocasional a cotidiano antes de convertirse en letaníaEso es lo que hay” como sentencia firme, sin derecho a apelación es un hedor que espanta, un mantra que contagia la impotencia, un virus que invita a que bajemos las persianas, a no darle más vueltas, a aceptar que “eso” no está en nuestras manos, que debemos resignarnos con lo que “hay”… y no es verdad. El “eso” y lo que “hay” se mueve. Es más, lo movemos.

(Preso politikoak aske)

Koldo Campos Sagaseta, Columna Cronopiando para La Pluma,  20 de febrero de 2022

Editado por María Piedad Ossaba