Hoy más que nunca, resulta necesario multiplicar estos espacios de militancia teórico-políticos, para defender y desbordar desde abajo los procesos democráticos.
A pesar de la cultura económica dominante, es necesario comprender que la riqueza generada en Ecuador es fruto del trabajo social, del que se apropia principalmente una elite que cree haberla originado por su sola iniciativa, inversión, esfuerzo y riesgo.