La desasosegada villa, la ciudad que de primaveral ya no tiene nada (bueno, digamos que, como lo anunciaba hace años un cronista, Medellín sigue teniendo cara de muchacha bonita)...
Quizá se inició el desbarranque cuando las élites, tan presumidas, tan todopoderosas, iniciaron sus humillaciones y desprecios hacia los “carenciados”.