La carta resume bien nuestra relación, pero Gonzalo extrae un corolario, y nos invita a estar vigilantes, a no dormirnos sobre nuestros pobres laureles de adormidera, a estar conscientes...
Quizá en esa sucesión de inquilinatos, que pululan por sectores que antes fueron habitados por burgueses y otros potentados, hay, como en los conventillos...