La carta resume bien nuestra relación, pero Gonzalo extrae un corolario, y nos invita a estar vigilantes, a no dormirnos sobre nuestros pobres laureles de adormidera, a estar conscientes...
Los nadaístas parecieran no haber comprendido el Primer Manifiesto que escribió Gonzalo Arango. Allí se dice: ‘No dejaremos una fe intacta, ni un ídolo...