De la calle a la asamblea, de la asamblea a la calle. #ColombiaResiste

Y ahora? ¿Cómo le decimos a nuestros hijos e hijas que en Colombia costamos menos que la bala que nos mata?

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Del 28 de abril a la fecha se vive el primer estallido social urbano prolongado en Colombia, en el que las expresiones barriales populares conjuntamente con los movimientos sociales han mantenido puntos de resistencias permanentes, marchas y una solidaridad de clase que jamás se había expresado y que ha demostrado en la práctica el poder de lo comunitario.

La resistencia ha tenido que enfrentar a unos organismos de represión (policía y ejército) completamente descompuestos, sin capacidad de sentir empatía y una obediencia sin reparo alguno, que los ha llevado a cometer asesinatos, torturas, desapariciones…. Las madres y padres han sido testigos como estos escuadrones de inhumanidad  que salen de los cuarteles con o sin uniforme, les han arrebatado a sangre y fuego a sus hijos, sobrinos amigos, vecinos… por eso al paso del desfile nocturno de los uniformados, se escucha desde las ventadas de las casas los gritos de asesinos, asesino, asesinos. Lo que exige urgentemente, el desmantelamiento del ESMAD y la presentación y aprobación de una reforma a la policía y ejército nacional inspirada en los lineamientos de la seguridad humana.

El estallido social, es la manifestación conjunta en los espacios públicos del sufrimiento y exclusión de millones de gente, que al igual que Rodrigo D perciben un no futuro para ellos y ellas, así como para las generaciones que vienen en camino.  Por lo que es indispensable edificar una política pública económica especial para los y las jóvenes, orientada a la consolidación de cooperativas productivas, asociaciones culturales y construcción de universidades en los barrios populares, como espacios de consolidación de saberes populares y ancestrales.

La participación de las mujeres en el estallido ha sido de gran importancia, las banderas y canticos feministas han alegrado las marchas, plantones y bloqueos en las ciudades, en esas líricas es diáfano el llamado a la construcción de otra sociedad  y lo oportuno de ganar en este momento político, un programa integral de prevención, protección y pena a la violencia contra las mujeres y el Reconocimiento económico de las jornadas de cuidado familiar.

En general, la gente se hastió de vivir en la pobreza en medio de tanta riqueza, de ver como el gobierno aumentaba la tributación a los desgastados y/o pauperizados ingresos económicos, mientras consiente con exoneraciones y beneficios tributarios a los bancos y grandes empresas dedicadas a la extracción de los productos de la madre tierra; negándole a los y las colombianas la posibilidad de construir un buen vivir, es por ello, que en las calles se vine exigiendo, la eliminación del programa 4×1000, así como cualquier excepción y beneficio tributario, Poner como techo de interés efectivo anual el 7,5%, Derogar la reforma tributaria aprobada en el año 2019, aprobar la salud universal y establecer  la  renta básica.

#Ibagué #NosEstánMatando​

En Colombia hace más de 50 años las mujeres estamos pariendo hijos e hijas para la guerra, para la guerra económica de un país sin oportunidades, para la guerra física cuando nuestros cuerpos y los que parimos se convierten en territorios de guerra, para la guerra psicológica cuando día a día enterramos familiares, amigos, conocidos, y para vivir con miedo. ¿Y ahora? ¿Cómo le decimos a nuestros hijos e hijas que en Colombia costamos menos que la bala que nos mata?

Fuente: El Salmón, 8 de mayo de 2021
Editado por María Piedad Ossaba