Muere Altamirano. Allende vive…¿Quién tenía la razón? ¿Quién estaba equivocado?

Yo no he dejado jamás de pensar que Allende tenía la razón. Hizo los esfuerzos posibles para resolver la crisis del país por las vías democráticas.

Hay figuras históricas que se agrandan con el tiempo. Durante siglos ignoraron a Pericles… Hoy, con la perspectiva que arrojan más de dos milenios, el legado de Pericles se agiganta. Por contra… ¿quién se acuerda de Hippias? Miguel Lawner cree prudente restablecer la verdad histórica reciente del campo de flores bordado… Y que cada palo aguante su vela. (Nota Politika)

A raíz del fallecimiento de Carlos Altamirano, los medios de comunicación y  redes sociales, han dado bastante publicidad a una expresión formulada por Altamirano al diputado demócrata cristiano Matías Walker, cuando le expresó sus condolencias, por el fallecimiento de Quién tenía la razón? ¿Quién estaba equivocado.

Altamirano habría afirmado: “Yo estaba equivocado. Aylwin tenía la razón”. El diputado Walker ha ratificado la veracidad de dicha afirmación.

La lógica aristotélica que yo aprendí en el Instituto Nacional, otrora primer foco de luz de la nación y ahora un martirizado Colegio, no admite dudas.

Si Aylwin tenía la razón en su lucha, quiere decir que su adversario: Allende estaba equivocado. Por lo tanto, al afirmar Altamirano que Aylwin tenía la razón, comparte el juicio de que Allende estaba equivocado.

Aylwin falleció en abril de 2016. Habían transcurrido 43 años tras el golpe militar. Suficiente tiempo para que Altamirano se hubiera hecho su propia autocrítica. En ese caso, sus palabras de condolencias debieron ser: “Yo estaba equivocado. Allende tenía la razón”

Lo que si ocurrió, es que un sector del Partido Socialista no compartía los principios que llevaron a la victoria a la Unidad Popular: la tesis de construir el socialismo por una vía pacífica.Tesis inédita hasta entonces en todos los procesos revolucionarios desarrollados durante el Siglo XX.

Allende siempre sostuvo que estábamos construyendo el socialismo “en democracia, pluralismo y libertad”. Nadie lo apartó nunca de este principio ni aún en sus horas más difíciles.

Confirmada la victoria de Allende, hubo acuerdo con la Democracia Cristiana en el respeto a las garantías constitucionales y en el programa básico de gobierno. Gracias a esta unidad, el Parlamento aprobó unánimemente la Nacionalización del Cobre y de otras riquezas básicas. Gracias a estos acuerdos, culminó la Reforma Agraria iniciada durante el mandato de Frei Montalva. Gracias a estos acuerdos se creó el área social de la economía y el pueblo chileno comenzó a vivir los mil días más dignos y felices de su existencia.

Cuando el despiadado proceso de desestabilización fraguado y financiado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, comenzó a hacer aullar la economía chilena tal como lo instruyó el presidente Richard Nixon a los agentes de la CIA, Allende hizo los máximos esfuerzos por evitar un golpe de Estado. Solicitó la mediación del Cardenal Silva Henríquez para acordar con Aylwin alguna salida democrática, que éste rehusó.

El Presidente resolvió entonces convocar a un plebiscito nacional, a fin de ratificar su mandato y si el resultado le fuera adverso, se comprometía a convocar a nuevas elecciones presidenciales. Todos estábamos enterados de esto. Y no cabe duda que fue la razón para apresurar el golpe de estado.

Ya sabemos la tragedia que esto significó para el pueblo de Chile.

Allende no estaba equivocado. Entregó su vida por los valores que siempre sostuvo. Otros fueron los equivocados. Que cada cual saque sus propias conclusiones

Todo fallecimiento nos merece respeto y por cierto respetamos el fallecimiento de Carlos Altamirano y le expresamos nuestras condolencias a su familia y a su Partido. Pero he sentido la necesidad de poner las cosas en su lugar, según mi punto de vista.

Yo no he dejado jamás de pensar que Allende tenía la razón. Hizo los esfuerzos posibles para resolver la crisis del país por las vías democráticas. Hasta su último día de mandato prevalecieron en el país todas las garantías democráticas. El Parlamento funcionaba sin restricciones. Había plena libertad de prensa y de reunión. Los Tribunales de Justicia se reunían hasta en un día Domingo, para sancionar las acusaciones constitucionales aprobadas contra algún Ministro de Estado. Nadie puede sostener seriamente lo contrario.

Miguel Lawner

Editado por María Piedad Ossaba

Fuente: Poltika, 21 de mayo de 2019