Cuba lamenta la muerte de Vicente Feliú, uno de sus más grandes trovadores

…si este amigo tiene fama de algo entre sus compañeros –además de trovador irreductible– es de nobleza humana.

Instituciones de la cultura cubana lamentan el fallecimiento del trovador Vicente Feliú, a causa de un infarto.

Vicente Feliú en el Concierto por Los Cinco en Bellas Artes, 5 de septiembre de 2013. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.

“Créeme, nos será muy difícil acostumbrarnos a que no estés. Créeme, te agradeceremos siempre todos los años que le dedicaste a la música, a Cuba”, publicó el Centro Nacional de la Música Popular.

Gracias, Vicente Feliú, por todo. Hoy la música, la patria pierden a uno de sus mejores hijos. “Gracias a ti trovador, que guitarra en mano fuiste haciendo melodías de la vida”.

“Yo soy un soldado de la Casa”, así solía decir de sí mismo Vicente Feliú. Y es cierto, eres nuestro compañero, nuestro amigo, nuestro hermano. Aquí estarás siempre. Esta será siempre tu Casa. Buen viaje hermano, publicó Casa de las Américas.

“Estaba en un escenario. Empezaba a cantar La Bayamesa”

Vicente Feliú en concierto junto a su familia. Foto: Iván Soca

La hija del trovador publicó en su cuenta de Facebook que antes de fallecer, Vicente Feliú estaba en un escenario.

“Empezaba a cantar La Bayamesa. Se fue en toda su estatura y con el corazón más grande que el pecho. Te amo, papá. Te amo!!!”, escribió.

Vicente Feliú: Apuntes para mi muerte

Vicente Feliú en la Casa del Alba. Foto: Iván Soca

Así le cantaba Vicente Feliú a la muerte en 1971. Sirva hoy de testamento.

Como cualquier hombre común
amo la vida en su esplendor
viviendo en su interior.
Pero la posibilidad
de dejar de vivir está
como el amanecer.
Si un día muero irremediablemente,
sin terminarlo todo,
o al menos lo que me corresponde,
quisiera que lo poco que tenga
se utilizara al máximo.
No espero ver mi cuerpo estacionado
en esa hora en que acabó
el movimiento de sus huesos
hundan sus manos en mi piel
y experimenten con mis vísceras.
No espero verme en un ataúd
cubierto de trapos y luego de cal.
Quisiera un cuerpo picado en mil trozos
por hombres dignos de hallar el vivir,
por hombres dispuestos a no sucumbir,
llevando la vida al límite mayor.
He amado mucho.
Nada pedí y nada pretendo pedir para mí.
Lo que resulte será para ustedes
que seguirán renaciendo por mí.
A quien me amó más acá de la luz
guarde mi foto en el bolso de andar,
llore en el día del aniversario,
en la hora en que no diré el último adiós.
A quien haya llegado hasta el fondo de mi hombre,
sencillamente olvídeme.
A mis amigos les pido vivir
toda la vida que quede ante mí,
toda la muerte que no haya podido matar
con mis manos, mi sueño y mi voz.
Que no haya canciones, ni duelo, ni adiós,
que nadie se pare a contar que me vio
arrastrando el alma hacia encima de dios,
mordiendo una flor y pidiéndole amor.
A quien no entendió mi forma de estar
recomiendo mirar hacia el fondo de sí.
Mire bien, pues quizás hubo alguna que otra presencia
que no se advirtió por temor.
Que nadie se calle todo lo que fui,
lo hermoso y lo triste que engendra un perfil
centrado en los años mediados del cerdo
y del hombre que un día esperamos nacer.

“La Cuba que está por venir depende de la que ha sido”

“Creo que la Cuba que está por venir depende de la Cuba que ha sido y la que está siendo. Por lo tanto, me parece que cabrían todos los acordes”, dijo Vicente Feliú en una entrevista hace un par de años.

Díaz-Canel: Adiós, querido amigo

“Adiós, querido amigo”, escribió en su cuenta en Twitter el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez al lamentar la muerte repentina de Vicente Feliú. “Muy triste golpe en el alma de la Patria”.

“Tocaba acordes de La bayamesa cuando falló su corazón. Que su emblemático Créeme, sus Guevarianas, sus Auroras y su honda lealtad a la Revolución, nos iluminen siempre”, dijo el mandatario.

En video, Vicente Feliú canta Créeme:

Fuente: Cubadebate, 17 de diciembre de 2021

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Silvio Rodriguez: Mi hermano Vicente

Silvio Rodriguez y Vicente Feliú. Resumen Latinoamericano (corresponsalía Cuba), 17 de diciembre de 2021.

Ante la noticia de la partida física del trovador cubano Vicente Feliú, compartimos con nuestros lectores un artículo publicado en el blog de Silvio Rodríguez «Segunda Cita» el 11 de noviembre de 2017, que creemos que es oportuno volver a leer.

Algo que siempre recuerdo son los ojos azules de Elsa Miranda, muy abiertos y fijos en los míos, apretándome los dos brazos y diciéndome “¡Tráemelo vivo!”, en vísperas de Angola. Pero desde muchos años antes su hijo Vicente era uno de los estudiantes más aguerridos de la secundaria. De todos nosotros era el que parecía un héroe y, a la vez, el más elegante, el único que casi siempre andaba en saco. Nunca pude explicarme cómo conseguía aquel balance entre muchacho de clase media y feroz combatiente.

Yo con dieciséis y él con quince, nos gustaban las mismas músicas, las mismas películas y a veces las mismas compañeras (cosa que nunca nos llevó a disgustos). Creo que la segunda vez que bebí en mi vida fue una noche que fuimos a un bar a escuchar a Los Astros, de Raúl Gómez, que por entonces tenían un número pegado en la radio. Después de un par de cubalibres salimos a coger la ruta 27 frente a Maternidad de Línea, y ya en su casa de la calle Neptuno tuve que subirlo en hombros por las empinadas escaleras. No se me olvida que Esther y Tata, sus inmortales tías, me dijeron horrores por llevarlo en semejante estado.

Cuando me desmovilicé de las FAR y volví a verlo, se debatía entre hacer canciones y graduarse de profesor de Física. Pero la bohemia acabó seduciéndolo (era demasiado tentadora) y aquel muchacho con portafolios se convirtió en el jipi más sangriento de su generación. Escribió las canciones más extremas que yo haya escuchado nunca, en las que era bala feroz, rompía monte encuero y llegaba a pedir que hundieran las manos en sus entrañas y experimentaran con sus vísceras. Cantando y prodigando generosamente su existencia, mi amigo Vicente se convirtió en una suerte de holocausto cotidiano que tributaba a un luminoso porvenir.

Se sabe que la vida no siempre premia la virtud con la justicia. Pero si este amigo tiene fama de algo entre sus compañeros –además de trovador irreductible– es de nobleza humana. Y es que todos sabemos que él siempre ha sido el más dispuesto al sacrificio, verdadero cantor de barricadas, tantas veces no bien gratificado.

Para decir exactamente eso son estas palabras y esta entrada, para decir que, aunque en ocasiones falten honores, medallas y reconocimientos, sin duda existen dignidades ejemplares mucho más necesarias y ciertas que las que son de humo.

Felicidades en tus nobles 70, Vicente Feliú Miranda.

Fuente: Resumen Latinoamericano, 17 de diciembre de 2021

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Editado por María Piedad Ossaba