Fidel Narváez: “La lucha por la libertad de Assange es la lucha por la libertad de expresión ”

Una persecución feroz, jurídica, política, mediática que destruye la reputación del individuo y que lo quiere encerrar de por vida.

Recientemente, el Tribunal de Apelaciones de Londres falló a favor del recurso presentado por Estados Unidos que reclama la extradición del periodista y fundador de WikiLeaks, Julián Assange. De ser extraditado Assange podría ser condenado a 175 años de prisión en una cárcel de máxima seguridad.

 

La brutal persecución de Estados Unidos contra Julián Assange se desató en 2010, tras que WikiLeaks revelara una serie de cables oficiales que mostraban los crímenes contra la población civil y las violaciones a los derechos humanos que había cometido el Ejército norteamericano en Irak, Afganistán y en la cárcel que el gobierno estadounidense mantienen ilegalmente en el territorio usurpado de Guantánamo (Cuba).

Para entender las implicancias de este fallo y conocer la actual situación de Assange, Contexto entrevistó a Fidel Narváez, ex cónsul de Ecuador en Londres y amigo personal del creador de WikiLeaks. Durante sus años en la Embajada de  Ecuador en el Reino Unido, Narváez compartió encuentros y charlas con Assange con quien tejió un estrecho vínculo. Conoce al detalle cómo ha sido la larga historia de persecución de Estados Unidos contra Assange y hoy es una de las pocas personas que puede entrar a la Corte durante el juicio.

– ¿Qué representa este fallo de la Justicia británica?

– Representa una batalla perdida pero, no la derrota de la guerra. Representa la intromisión política en del sistema jurídico estadounidense. Los jueces británicos han aceptado unas supuestas garantían presentadas por el Departamento de Justicia norteamericano a través de canales diplomáticos en los que se sostiene que, si Julián Assange es extraditado, no sería sometido a las peores condiciones de aislamiento o a la peor prisión para estos casos y que tendría la oportunidad de cumplir parte de su sentencia en su país natal, Australia. Todo lo cual es quimérico, todo lo cual, además, tiene una cláusula de excepción, es decir que Estados Unidos podrá cambiar de opinión cuando le dé la gana. De hecho existen antecedentes que muestran que, en situaciones similares de otros casos, no han cumplido o directamente han roto esas garantías. Estamos viendo que en este fallo predomina lo político sobre lo jurídico.

– ¿Qué instancias judiciales quedan?

– Quedan aún varias instancias dentro del sistema jurídico británico, la defensa de Julián apelará esta decisión ante la Corte Suprema. Las supuestas garantías diplomáticas, dicho sea de paso, se presentaron a última hora, por lo que no fueron parte de las deliberaciones de una primera instancia. Ese es el recurso más inmediato.

Está pendiente también lo que se conoce como apelación cruzada. Es decir, la defensa tiene todavía la posibilidad de apelar la sentencia de primera instancia que no acogió la jueza para negar la extradición. Eso es lo que se refiere a que en Estados Unidos no tendrá un juicio justo, lo que se refiere a que ha sido espiado, lo que se refiere a se trata en esencia de un crimen político y los crímenes políticos no están sujetos a extradición. Todo ello debe ser todavía revisado y está pendiente de ser procesado por el sistema jurídico británico.

Luego, queda todavía, la instancia de la Corte Europea de Derechos Humanos. Es decir que esto se alarga. Hay batalla jurídica para mucho tiempo, durante la cual Julián Assange sigue preso sin estar cumpliendo ninguna sentencia. Netamente como un preso político y en deterioro de su salud, tanto mental como física.

– ¿Cómo se le podría explicar al público en general por qué todo este proceso es injusto y arbitrario?

– Es injusto porque representa la criminalización del periodismo. El periodismo no es un crimen. Publicar la verdad no puede ser un crimen. Publicar sobre crímenes y criminales, en especial si estos son crímenes de Estado, no es un crimen.

Además, es arbitrario porque se ha tenido a una persona en encierro durante 11 años (si contamos los años que Julián estuvo asilado en la Embajada de Ecuador), sin estar sentenciado a nada, sin estar cumpliendo ninguna condena. La propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó que se trata de una detención arbitraria desde que estaba en la Embajada, mucho peor ahora que está en una cárcel de máxima seguridad.

– ¿Cuál es la actual situación de Assange? ¿Cómo está anímica y psicológicamente?

– Su situación anímica y psicológica va en deterioro. Es un deterioro paulatino. Los expertos de Naciones Unidas, apenas salió de la Embajada de Ecuador, diagnosticaron que él estaba sufriendo estrés postraumático y tortura psicológica como resultado de tantos años de encierro en la Embajada, de tanto acoso mediático y judicial y de tanta difamación. Todo ello se va a agudizando en esta cárcel de máxima seguridad con la perspectiva de ser extraditado para estar en una cárcel de por vida.

Su estado anímico está en deterioro. Sabemos que tuvo un derrame cerebral leve durante las audiencias de apelación. Eso, lógicamente, nos tiene preocupados. Julián es una persona muy fuerte y resiliente anímica y espiritualmente, pero lo que ha enfrentado durante todos estos años es inhumano.

– ¿Cómo viven este proceso su familia y sus amigos?

– Su familia y sus amigos están totalmente volcados a la campaña por la defensa de Julián y por detener la extradición. Muy preocupados y angustiados por los últimos fallos que lo acercan cada vez más a los Estados Unidos. Es una dedicación de tiempo completo de parte de su pareja, de su padre, de su familia entera y de sus amigos que no lo han abandonado.

– ¿Qué mensaje quiere dar Estados Unidos con la persecución a Assange?

– El mensaje de los Estados Unidos es muy claro: todo aquel que se atreva a desafiar al mayor imperio militar y económico de la historia, todo aquel que se atreva a develar los crímenes del imperio sufrirá una persecución similar a la que sufre Julián Assange. Una persecución feroz, jurídica, política, mediática que destruye la reputación del individuo y que lo quiere encerrar de por vida. El mensaje es ese y ya está dado. Independientemente si Julián es extraditado o no, el daño que le han infringido es irreversible y nadie querrá someterse a ese tipo de persecución en el futuro.

– ¿Qué acciones quedan ahora para quienes defienden la libertad de expresión?

– Lo que queda por hacer es seguir su ejemplo y desafiar al poder del imperio y, también, desafiar al poder mediático difundiendo la verdad, manteniendo el caso vivo, informando correctamente lo que hay detrás de esa persecución y fortalecer los espacios de solidaridad por la libertad de Julián. La lucha por la libertad de Julián Assange es la lucha por la libertad de expresión. Es el caso más significativo de defensa de la libertad de expresión de esta generación.

Héctor Bernardo para La Pluma, 14 de diciembre de 2021

Editado por María Piedad Ossaba

Publicado por Contexto

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