La saga de Assange: El auténtico periodismo es una locura criminal

Así pues, Julian Assange vuelve a ser víctima de una perversa e interminable reescritura del clásico de la literatura de terror El pozo y el péndulo, de Edgar Allan Poe.

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La sincronicidad es sin duda aficionada a los juegos de espejos. La saga de Julian Assange parecía haber entrado en un nuevo capitulo, ya que éste se hallaba, supuestamente, en camino hacia la libertad –condicional– este pasado lunes, solo un día después del primer aniversario del comienzo de los Furiosos Veinte: el asesinato del Mayor General Qassem Soleimani.

Carlos Latuff

El destino del periodista que el Imperio pretende eliminar se acaba de yuxtaponer al destino del guerrero-diplomático que el Imperio ya eliminó.

Dos días después, Julian Assange era de facto encarcelado de nuevo, en el mismo momento en que el Imperio era golpeado por una de esas “insurrecciones” que, cuando él mismo las instiga en ese lejano “Tercer Mundo”, el Excepcionalistán celebra como “poder popular”.

El inestimable Craig Murray, desde el interior de la Corte de Magistrados de Westminster No. 1 en Londres, presentó con meticulosidad este miércoles los contornos completos de esta insensatez. Su crónica hay que leerla conjuntamente con la sentencia positivamente aterradora pronunciada el lunes en el proceso del gobierno de Estados Unidos contra Julian Assange.

La cuestión definitoria, para todos aquellos que practican el periodismo real en todo el mundo, es que la sentencia afirma, de manera concluyente, que cualquier periodista puede ser procesado en virtud de la Ley de Espionaje de EE.UU. A partir de una enmienda introducida en 1961, la Ley de Espionaje tiene jurisdicción universal.

El gran John Pilger ha descrito memorablemente a la “juez” Vanessa Baraitser como “esa mujer gótica”. Baraitser es de hecho una oscura funcionaria, no una jurista. Su juicio camina y habla como si hubiera sido escrito por un becario novato. O, mejor aún, como si hubiera sido copiado íntegramente de la acusación del Departamento de Justicia de los EE.UU.

Julian Assange fue eximidLa saga de Assange: El auténtico periodismo es una locura criminalo, en el ultimo minuto, por razones teóricamente humanitarias. Así que el caso había, en efecto, terminado. Pero no fue así en realidad. Dos días después, Assange era enviado de vuelta a Belmarsh, una tétrica prisión de máxima seguridad infestada de Covid-19. Así pues, el proceso sigue su curso.

El editor de WikiLeaks Kristinn Hrafnnson señaló correctamente: “Es injusto e inicuo e ilógico, cuando consideras su decisión de hace dos días sobre la salud de Julian, que es debida en gran parte a su situación en la prisión de Belmarsh (…) Enviarlo de vuelta allí no tiene ningún sentido.”

Pero sí lo tiene cuando se considera el verdadero papel de Baraitser, que no sabe cómo hacer malabarismos entre las exigencias de la agenda imperial y la necesidad de salvar la cara de la justicia británica.

Baraitser es un mero soldado raso al mando de una unidad muy por encima de su capacidad. El verdadero poder en el caso Assange es Lady Emma Arbuthnot, obligada a no tener un papel de primer plano debido a unos vínculos directos muy comprometedores que ella y su esposo Lord Arbuthnot mantienen con los servicios secretos y el ejército británicos, revelados por primera vez por –quién sino– WikiLeaks.

Fue Arbuthnot quien escogió a la oscura Baraitser, la cual sigue obedientemente su mapa de ruta. En el tribunal, tal como Murray ha detallado en una serie de informes demoledores, Baraitser simplemente cubre su incompetencia con una evidente actitud vengativa.

Baraitser eximió a Julian Assange, según su propio razonamiento, porque no estaba convencida de que el espantoso gulag americano pudiera evitar que se suicidara.

Pero la cuestión clave es que antes de llegar a esta conclusión, estuvo de acuerdo y reforzó prácticamente todos los puntos de la acusación de EE.UU.

Así que en este punto, el lunes, la “mujer gótica” estaba haciendo filigranas para ahorrar a los EE.UU. la profunda vergüenza mundial de procesar a un periodista y editor por revelar unos crímenes de guerra del Imperio, no por revelar secretos del gobierno de los Estados Unidos.

Dos días más tarde, el cuadro completo se pudo ver con claridad. No tenía nada de “humanitario” este juicio. La disidencia política se equiparó a la enfermedad mental y Julian Assange fue calificado como criminal demente. Una vez más, la práctica periodística era criminalizada.

Hay razones para creer, sin embargo, que una apelación del gobierno de los Estados Unidos puede no prosperar. Un tribunal de apelación británico seria reacio a anular una sentencia en la que Baraitser realmente establece conclusiones de hecho: hay una correlación directa entre las condiciones en que se encuentra el gulag americano y el peligro extremo para la salud de Assange si es arrojado dentro de este sistema.

En realidad, la juez ni siquiera tuvo en cuenta la oferta de la defensa de Assange, de una serie de alternativas que permitían obtener la libertad bajo fianza, desde el arresto domiciliario hasta el uso de un brazalete de tobillo. La idea de Baraitser de que el estado de seguridad británico no podría evitar su “escapada” usando un brazalete de tobillo, en medio de un confinamiento total propio de un Estado policial no es aceptable ni siquiera como broma.

Así pues, Julian Assange vuelve a ser víctima de una perversa e interminable reescritura del clásico de la literatura de terror El pozo y el péndulo, de Edgar Allan Poe.

La estrategia legal del gobierno de los EE.UU. antes de que el Tribunal Superior se reúne en abril es básicamente para tratar de demostrar que su gulag es lo suficientemente competente para evitar un suicidio – aunque el objetivo final de esta inquisición posverdad parece ser la terminación de Julian Assange dentro del sistema penal. Ese objetivo ni siquiera requiere una prisión supermax en Colorado. Belmarsh lo hará.

Pepe Escobar Пепе Эскобар پپه اِسکوبار

Original: Assange saga: Real journalism is criminally insane

Traducido por S. Seguí

Traductions disponibles : Français  Português/Galego 

Fuente: Tlaxcala, 9 de enero de 2021

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