Carta abierta a los Señores Senadores de la República Francesa

Como observador de la vida cotidiana venezolana desde hace cincuenta años, puedo citarles otros casos de esta lamentable evolución de la situación.

Caracas, 7 de diciembre de 2020

Señores Senadores,

Es en mi condición de franco-venezolano, residente en Venezuela desde hace más de cincuenta años, que me permito presentarles esta carta. Quiero decirles que es un honor para mí tener la oportunidad de escribirles, a pesar de las circunstancias particulares que dictan esta carta.

Pido disculpas por esta presentación en forma de carta abierta. A menudo mis amigos y contactos en Francia me preguntan sobre ciertas situaciones en Venezuela que ven en sus medios y me piden que les informe cuáles son las realidades. Parar ellos, los puntos presentados en esta misiva me animan a escribir esta carta abierta.

En primer lugar, debo confesar que firmo con un seudónimo, no para ocultar mi identidad, sino para excluir todo protagonismo, presentándoles algunas situaciones que considero importantes señalarles. En privado para ustedes, le adjunto un documento con mi identidad y presentación, así como mis referencias sobre mis antecedentes vinculados a las relaciones franco-venezolanas en los campos de la cooperación técnica, científica y cultural.

Recientemente, uno de mis contactos en Francia me informó que en el Senado, un venezolano había sido comparado con el General Charles de Gaulle. Estaba encantado con la noticia, pero cuando le pregunté quién era, sólo pudo decirme que no recordaba su nombre, que le era desconocido. Dado mi conocimiento de la historia venezolana, había imaginado que podría ser el General Francisco de Miranda, uno de los cien héroes de la Revolución Francesa, o el Presidente Hugo Chávez.

Decidí investigar y lo que descubrí me llevó a expresar mi indignación. Quien en el Senado había sido comparado con De Gaulle era el Sr. Juan Guaidó. Además, no se trataba de una referencia histórica, sino de un invitado a una audiencia. Una comparación de este venezolano con el general de Gaulle indica que quien lo hizo se equivocó de personaje pero, en beneficio de la duda, sólo puedo imaginar que se sorprendió en su buena fe y sus buenas intenciones.

Una comparación más respetuosa de la memoria del general de Gaulle y con respecto a Venezuela, que él podría haber hecho era con el presidente Hugo Chávez, por las siguientes razones:

. Ambos eran originalmente oficiales de blindados.
. Ambos, en sus respectivos países, fundaron la Quinta República.
. Ambos, por referéndum, promulgaron una nueva constitución.
. Ambos fueron víctimas de ataques.
. El General de Gaulle expulsó las bases militares de EE.UU. de su territorio y el Presidente Chávez expulsó el cuartel general de la DEA de una base militar venezolana.

Comparar al Sr. Guaidó con de Gaulle es una calumnia a la memoria del General, porque, hasta donde yo sé, de Gaulle nunca fue acusado, ni siquiera por sus peores adversarios políticos, de ser un traidor, de incitar a fuerzas extranjeras a invadir su patria, ni tampoco fue acusado de entregar el patrimonio de Francia a otras naciones.

Señores Senadores, no sé cuáles son sus fuentes de información, pero me permito modestamente recomendarles informarse sobre el Sr. Guaidó, quién es, cuáles son sus antecedentes y su papel en relación con Venezuela. Probablemente se sorprenderán mucho.

Para abreviar, puedo señalar que son de conocimiento público en Venezuela los hechos por los que tarde o temprano el Sr. Guaidó deberá responder ante la justicia. Incluyen la apropiación de las reservas de oro y de las cuentas bancarias de la nación por potencias extranjeras y sus repetidas incitaciones a los Estados Unidos para que invadan militarmente su país.

Oficialmente, el Sr. Guaidó es un verdadero títere de Washington, manipulado por sus consejeros por orden de Donald Trump.

Cuando logré escuchar las palabras del Sr. Guaidó en su audiencia, también me sentí indignado al preguntarme si consideraba a nuestros senadores y a los franceses como ignorantes y estúpidos hasta el punto de creer en sus flagrantes mentiras, además osando  presentarse bajo funciones usurpadas.

No creo que sea así. Cuando dialogo con mis contactos en Francia, me responden con sus expresiones bien francesas estilo “C’est n’importe quoi” (eso no tiene sentido) o “pauvre France” (pobre Francia).

La situación anterior, en mi condición de franco-venezolano, me lleva a confesarles que estoy indignado por el papel de Francia y de la Unión Europea, cuando como aliados de Washington aprovechan la ocasión para apropiarse de bienes y recursos del Estado venezolano.

Esto incluye repetidas sanciones para privar a la población venezolana de sus necesidades básicas, incluyendo alimentos y medicinas, con el objetivo de provocar una revuelta dirigida a derrocar a su actual presidente.

Honorables senadores, deben saber que, en parte debido al apoyo de Francia a estas sanciones, en la actualidad en Venezuela mueren personas enfermas por falta de medicamentos, los niños y adolescentes vivirán toda su vida con las consecuencias de una mala alimentación y una gran parte de la población se enfrenta a graves dificultades para tratar de sobrevivir. Por supuesto, esto no afecta a la minoría privilegiada, que durante generaciones ha exportado cuidadosamente su capital a bancos extranjeros y puede viajar frecuentemente a París para hacer sus compras. Quién sabe si algunos de ellos son sus actuales fuentes de información. 

Para concluir, quiero que sepan que conocí a un pueblo venezolano que admiraba a Francia, su ejemplo de derechos humanos y civiles, orgulloso del origen de su medicina y su metro francés, sus aviones Mirage y sus tanques AMX 30, y muchas otras cosas en términos de historia, ciencia y cultura. Con el tiempo, todo esto ha ido desapareciendo paulatinamente, debido únicamente a las injerencias e intervenciones políticas, que han obligado a Venezuela a avanzar hacia nuevas alianzas más amistosas y humanas.

Como observador de la vida cotidiana venezolana desde hace cincuenta años, puedo citarles otros casos de esta lamentable evolución de la situación.

Señores Senadores, les ruego acepten, el testimonio de mi más alta consideración, estoy a su disposición para cualquier información que consideren útil.

Jean Leleux

Original:Lettre ouverte à Messieurs les Sénateurs de la République Française

Traducido por María Piedad Ossaba

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