Direct TV… ¿realmente se va?

El problema de Direct TV -y de toda nuestra política cultural/ comunicacional- no es meramente jurídico. Es geopolítico. Es geocultural. Más aún… es un asunto de Seguridad de Estado.

Hace un par de años realicé un análisis que me dejó literalmente asombrado. Me sometí masoquistamente durante una semana completa a zapear y analizar la programación completa de los casi 100 canales que ofrecía en su paquete básico la cablera Intercable simultáneamente en toda las franjas horarias. Los resultados pudieran resumirse así:
1. Salvo tres suculentos programas de cocina salpicados en tres canales diferentes, todos en horario dirigido a amas de casa, a mitad de mañana… absolutamente TODOS los programas transmitidos durante 24 horas y 365 días al año por los 95 canales privados incluidos en las diferentes parrillas vehiculizaban diferentes modalidades de occidentalismo a la carta, consciencia de clase falseada y pensamiento único.
2. Los noticiarios matutinos de los canales privados (adrede privados de consciencia histórica de clase) básicamente funcionaban como aparatos ideológicos operados para culpabilizar masivamente a las víctimas y para edulcorar el papel en la historia de los verdaderos victimarios occidentales.
3. Las “revistas de variedades” de mitad de mañana básicamente se dedicaban unánimenente a sembrar y regar valores de consumismo, racismo, sexismo, individualismo, narcisismo, horóscopía, brujerîa barata y cuanta estupidez y banalidad hoy pulula.
4. Los noticiarios del mediodía repetían el mismo menú de la mañana, pero salpicados de uno que otro “tubazo” sensacionalista y una referencia a banalidades y estados del tiempo. Todo dirigido a justificar las operaciones de encubrimiento de la larga historia de asedio, degradación y explotación sufrida por los pueblos del Sur a manos de los poderes fácticos del Norte.  
5. Por la tarde mayormente repetían los insulsos programas de variedades sin variedad y concursos sin premios, básicamente caracterizados por su ausencia casi absoluta de imaginación, cultura o mínimo asomo de verdadero entretenimiento. Repetían las teleculebras latinoamericanas o gringoamericanas obsesivamente empeñadas en reproducir la sociedad neoliberal, patriarcal, lumpenburguesa y ecocida. Y se encadenaban los programas infanto-juveniles dedicados a mercadear y machacar sin recato los ideologemas del american dream para una generación de críos y zagaletones “teenagers”, eficazmente entenados para el malagradecimiento, la malcriadez y el narcisismo.
6. Y por la noche nos lanzaban “il bocatto di cardinale”: chorizos zazonados de obscenos relatos de delincuentes, torturas y matazones sin fin mal llamados “series de acción”, unitarios entre policiales y romanticones dedicados a vendernos en definitiva que todos, absolutamente todos hoy estamos condenados a ser lobos de todos. Y, finalmente, noticiarios en horario estelar que nos transmiten cada noche la misma historia: que el capitalismo sigue dando muestras de estupenda salud y el imperialismo sigue haciendo fielmente su trabajo de contención del nuevo eje terrorista/ fundamentalista del mal. A saber: Rusia, China, Siria, Agfanistán, Corea del Norte, Palestina, El Líbano, Irán, Irak, Yemen, Cuba, Nicaragua y…. no podía faltar…. Venezuela. 
Conclusión: Los venezolanos hemos sido bombardeados sistemáticamente durante la última década con más de un millón de horas anuales de programación vehiculada por cableras tales como Diret Tv. Una programación adrede programada por Hollywood y otros centros diseñados para la propagandización de los pseudo valores e intereses ocultos occidentales como los que prescribe el Pentágono. Todo para reproducir en nuestras mentes y corazones una consciencia suicidamente invertida de la realidad. Una peudo-consciencia cuyo discurso explícito o implícito es siempre que quien se corrompe y deja corromper por el sistema fetichista, capitalista y narcisista del dinero y el poder es el bueno, el exitoso, el “winner” de la Historia.
Y quienes producimos y reproducimos los valores de la dignidad, el trabajo colectivo, nuestra propia cultura patriota y consciencia histórica de clase y de pueblos originarios, somos y seremos siempre los “looser”, los siempre derrotados y descartados. Si nos advirtieran que un ejército viene a envenenar nuestros ríos, lagos y embalses con los venenos más potentes jamás creados en laboratorios occidentales ¿consentiríamos que lo hicieran? El ideologema de los relatos tendenciosos facturados por CNN, Fox News o TV Martí no son mejores que los que instalan implícitamente los canales de películas de ficción, unitarios y series. La guerra imperialista hoy es hoy de espectro total.
Razones tienen China, Rusia y Cuba, entre otros, al no consentir el ingreso y arraigo cultural de cableras y “redes sociales” evidentemente al servicio de sus más sanguinarios enemigos. Netflix ha sido adrede creada para literalmente narcotizar y secuestrar meticulosamente la atención, el tiempo libre y la consciencia y subjetividad de miles de millones. Con una masa así de maquiavélicamente dopada ¿quién va a tener tiempo libre o voluntad siquiera de aprender algo de Bolívar, Rodríguez, Martí, Engels o Marx?
El problema de Direct TV -y de toda nuestra política cultural/ comunicacional- no es meramente jurídico. Es geopolítico. Es geocultural. Más aún… es un asunto de Seguridad de Estado. Todos estos canales y cableras están construyendo las mentes de los ejércitos enemigos interiores a desplegar en una guerra civil “en pleno desarrollo” contra nuestra revolución. Basta hojear los documentos de Gene Sharp para verlo. Por ende… To be or not to be Direct Tv…. that is today the real question.
Luis Delgado Arria
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