USAmérica intensifica la guerra “democrática” del petróleo en Medio Oriente

Desde el punto de vista usamericano, ¿qué es una “democracia”? En la jerga orwelliana actual, una democracia es cualquier país que apoya la política internacional de USA.

Michael Hudson

Los medios de comunicación convencionales eluden con cuidado los procedimientos detrás de la aparente locura de USA al asesinar al general de la Guardia Revolucionaria Islámica Qasem Soleimani apenas comenzado el año. La lógica detrás del asesinato no fue solamente la consecuencia de medidas impulsivas tomadas por un capricho de Donald Trump, sino también la arraigada aplicación de la política internacional de USA. El asesinato del líder militar iraní Soleimani fue, sin duda, un acto de guerra unilateral que violó el derecho internacional, pero también un avance lógico en una estrategia usamericana prolongada. El Senado lo autorizó explícitamente en el proyecto de ley de financiación del Pentágono que se aprobó el año pasado.

Mohammad Sabaaneh

El asesinato pretendía intensificar la presencia de USA en Irak para mantener el control de las reservas de petróleo de la región y respaldar las tropas wahabitas de Arabia Saudita (ISIS, Al Qaeda en Irak, Al Nusra y otras unidades de lo que son, en realidad, la legión extranjera de USA) y así apoyar el control de USA en el petróleo de Medio Oriente como forma de reforzar el dólar. Todo esto es fundamental para comprender esta política y por qué se intensifica en lugar de extinguirse.

Hace casi cincuenta años, mientras se formulaba, presencié discusiones de dicha política cuando trabajaba en el Instituto Hudson, asistía a reuniones en la Casa Blanca y me reunía con diplomáticos de Naciones Unidas y con generales en los laboratorios de ideas de diversas fuerzas armadas. Habiéndome especializado en la industria petrolera y en gasto militar por una década en Chase Manhattan, Arthur Andersen y en empresas petroleras, mi papel consistía en ser un economista de la balanza de pagos. Estos eran dos de los tres ejes principales de la diplomacia y de la política internacional de USA. El tercero era cómo librar una guerra en una democracia en la que los votantes habían rechazado el llamado a filas tras la guerra de Vietnam.

Los medios de comunicación y el debate público desviaron la atención de esta estrategia. Esto fue a través de la inestable especulación de que el presidente Trump hizo lo que hizo para contrarrestar la (no) amenaza de destitución con un ataque de distracción, para respaldar la campaña del Lebensraum (espacio vital) de Israel o simplemente para someter a la Casa Blanca al síndrome neoconservador de odio a Irán. El verdadero contexto de esta medida neoconservadora implicó la balanza de pagos y el papel del petróleo y de la energía como las armas a largo plazo de la diplomacia usamericana.

El papel de la balanza de pagos

El principal déficit en la balanza de pagos de USA se dio a causa del gasto militar en el extranjero. El déficit de pago, que comenzó con la guerra de Corea en 1950 y 1951 y que se extendió durante la guerra de Vietnam en los años 60, fue el responsable de la caída del patrón oro en 1971. El problema que enfrentaban los estrategas militares usamericanas era cómo sostener las 800 bases militares de USA en el mundo y el apoyo de las tropas aliadas sin perder la ventaja financiera del país.

La solución resultó ser el reemplazo del oro con los bonos del Tesoro de USA (IOU) como bases de las reservas de bancos centrales extranjeros. Luego de 1971, los bancos centrales extranjeros contaban con pocas alternativas sobre qué hacer con la continuada entrada de dólares. Una de ellas consistía en reutilizarlos en la economía usamericana a través de la compra de bonos del Tesoro de USA. El efecto del gasto militar usamericano en el extranjero, por lo tanto, no socavó el tipo de cambio del dólar y ni siquiera obligó al Tesoro y a la Reserva Federal a aumentar las tasas de interés para atraer divisas extranjeras y así compensar las salidas de dólares con fines militares. De hecho, el gasto militar usamericano en el extranjero contribuyó a financiar el déficit interno del presupuesto federal de USA.

Arabia Saudita y otros países de Medio Oriente miembros de la OPEP se convirtieron rápidamente en sostenes del dólar. Después de que estos países cuadriplicaron el precio del petróleo (en represalia porque USA haya cuadriplicado el precio de sus exportaciones de cereales, es decir, el pilar de la balanza comercial de USA), los bancos de USA se llenaron de entradas de depósitos extranjeros. Estos fueron prestados a países tercermundistas en un auge de créditos incobrables que estalló en 1972 con el estado de cesación de pagos de México y que destruyeron los préstamos gubernamentales al Tercer Mundo por una década, el cual se vio obligado a depender de USA a través del FMI y del Banco Mundial.

Como si fuera poco, lo que Arabia Saudita no ahorra en activos dolarizados con las ganancias de exportación de petróleo lo gasta en la compra por cientos de miles de millones de dólares de armas exportadas desde USA. Esta situación fija la dependencia saudí en los suministros de piezas y arreglos de recambio usamericanos y, si Arabia Saudita intenta actuar con independencia de la política internacional de USA, le permite a este último desactivar el hardware militar saudí en cualquier momento.

Por lo tanto, mantener el dólar como la moneda global de reserva se convirtió en el pilar del gasto militar usamericano. Los países extranjeros no tienen que pagarle directamente al Pentágono por dicho gasto. Financian, sin más, el Tesoro de USA y su sistema bancario.

El temor a este desarrollo fue una de las razones principales por las cuales USA avanzó contra Libia, cuyas reservas extranjeras se almacenaban en oro y no en dólares. Libia instó a otros países africanos a seguir su ejemplo para así liberarse de la “diplomacia del dólar”. Hillary y Obama invadieron el país, se apropiaron de sus provisiones de oro (todavía no se sabe quién se quedó con los miles de millones de dólares que valía todo ese oro) y destruyeron el gobierno libio, su sistema de educación e infraestructura públicas y otras políticas no neoliberales.

A medida que China, Rusia y otros países buscan evitar la reutilización de dólares, la gran amenaza es la desdolarización. Sin el dólar ocupando la función de instrumento para el ahorro mundial y, de hecho, sin el rol del Pentágono como creador de la deuda del Tesoro que sirve de medio para las reservas de los bancos centrales del mundo, USA se encontraría militarmente restringido y, por lo tanto, también diplomáticamente limitado, tal como ocurrió con el patrón cambio oro.

Esta es la misma estrategia que USA ha llevado a cabo en Siria y en Irak. Irán amenazaba esta estrategia de dolarización y la importancia de esta en la diplomacia petrolera de USA.

La industria petrolera como sostén de la balanza de pagos y de la diplomacia usamericanas

La balanza comercial se apoya en los excedentes petroleros y agrarios. El petróleo es fundamental. Esto se debe a que las empresas usamericanas importan petróleo con casi ningún gasto en la balanza de pagos (los pagos acaban en las oficinas centrales de la industria petrolera como utilidades para el equipo directivo), mientras que las ganancias de las ventas de las empresas petrolíferas usamericanas a otros países se remiten a USA por medio de paraísos fiscales. Liberia y Panamá han sido los principales durante muchos años. Además, como se señaló anteriormente, se impulsó a los países de la OPEP a guardar sus reservas oficiales en forma de valores usamericanos (acciones, bonos y también títulos del Tesoro, pero no compras directas de empresas usamericanas consideradas económicamente importantes). Desde un punto de vista financiero, los países de la OPEP son Estados clientes de la zona del dólar.

El intento de USA de mantener este sostén explica la resistencia del país a cualquier medida lanzada por gobiernos extranjeros cuyo propósito sea frenar el calentamiento global y el clima extremo, ambas causas de la dependencia petrolera patrocinada por USA. Cualquiera de estas medidas llevadas a cabo por Europa y por otros países podrían disminuir la dependencia en las ventas usamericanas de petróleo. Por lo tanto, como esto también implicaría reducir la dependencia en la capacidad de USA de controlar el grifo del petróleo mundial como forma de dominación y coerción, estas medidas se consideran actos hostiles.

El petróleo también explica la negativa de USA a las exportaciones rusas de petróleo a través del gasoducto Nord Stream 2. Los estrategas usamericanas buscan gestionar la energía como si fuera un monopolio nacional de USA. Otros países pueden beneficiarse de la forma en que lo hizo Arabia Saudita, es decir, por medio del envío de excedentes a la economía usamericana, pero no si buscan defender su diplomacia y su propio crecimiento económico. Por lo tanto, el control del petróleo supone el apoyo del continuado calentamiento global como una característica intrínseca de la estrategia usamericana.

Mural de Eduardo Kobra, Wynwood, Miami, USA

Cómo una nación “democrática” provoca guerra internacional y terrorismo

La guerra de Vietnam demostró que las democracias modernas no pueden desplegar ejércitos para ningún conflicto militar de importancia ya que esto exigiría el llamado a filas de sus ciudadanos.   Cualquier gobierno con la intención de llevar a cabo un reclutamiento de este tipo sería destituido. Y, sin tropas, es imposible invadir un país y apoderarse de él.

El corolario de esta mirada es que las democracias tienen solamente dos opciones en lo que a estrategia militar se refiere. Por un lado, pueden soltar su poderío aéreo y bombardear a sus adversarios. Por el otro, pueden crear una legión extranjera, es decir, contratar mercenarios o respaldar a gobiernos extranjeros que les brinden este servicio militar.

Otra vez, Arabia Saudita vuelve a jugar un rol fundamental. Este se da a través del control de sunitas wahabitas convertidos en yihadistas terroristas dispuestos a sabotear, bombardear, asesinar, explotar o luchar contra cualquier blanco que haya sido designado como enemigo del “islam”, es decir, el eufemismo usado para la actuación de Arabia Saudita como Estado cliente de USA. La religión, en realidad, no es la clave del asunto. No conozco ningún ataque ni del ISIS ni wahabita a blancos israelíes. USA necesita a Arabia Saudita para que les proporcione o les financie las locuras wahabitas. Entonces, además de tener un papel muy importante en la balanza de pagos de USA debido a la reutilización de las ganancias de sus exportaciones en petróleo como acciones, bonos y otras inversiones, Arabia Saudita también brinda mano de obra a través del apoyo a los miembros wahabitas de legiones extranjeras usamericanas como el ISIS, Al Nusra y Al Qaeda. El terrorismo se convirtió en la forma “democrática” de actuar de la actual política militar usamericana.

Lo que hace “democrática” a la guerra del petróleo de USA en Medio Oriente es que es el único tipo de guerra que una democracia puede librar. En definitiva, es una guerra aérea acompañada de un despiadado ejército terrorista que compensa el hecho de que, en el mundo moderno, ninguna democracia puede desplegar su propio ejército. Lo que le sigue a esto es que el terrorismo se ha convertido en el modo “democrático” de combate.

Desde el punto de vista usamericano, ¿qué es una “democracia”? En la jerga orwelliana actual, una democracia es cualquier país que apoya la política internacional de USA. Tanto Bolivia como Honduras se han convertido en “democracias” luego de sus respectivos golpes de Estado, junto con Brasil. Durante el régimen de Pinochet, Chile era una democracia de libre mercado al estilo de Chicago. Lo mismo ocurría con Irán cuando era gobernado por el Sah y Rusia por Yeltsin. Sin embargo, esta última dejó de ser considerada una democracia al ser Vladimir Putin elegido presidente, al igual que tampoco lo es China bajo el gobierno del presidente Xi.

El antónimo de “democracia” es “terrorismo”. Y eso significa, simplemente, una nación dispuesta a luchar para ser independiente de la democracia neoliberal de USA. Esto no incluye a los ejércitos subsidiarios de USA.

Mural en Shiraz, Irán

El rol de Irán como némesis de USA

¿Qué se interpone con la dolarización, el petróleo y la estrategia militar de USA? Obviamente, debido a la búsqueda de una política económica y una diplomacia independientes, Rusia y China fueron puestas en mira como los adversarios estratégicos a largo plazo. Pero, junto con ellas, Irán ha estado en la mira de USA desde hace casi setenta años.

El odio usamericano hacia Irán comenzó con el intento de control de sus propios ingresos, exportaciones y producciones petroleras. Se remonta a 1953, año en el que Mossadegh es derrocado por buscar la soberanía nacional sobre el petróleo anglo-persa. El golpe perpetuado por la CIA y el MI6 reemplazó a Mossadegh con el maleable Sah , quien impuso un Estado policial para impedir la independencia iraní de las políticas estadounidenses. Las mezquitas eran los únicos emplazamientos físicos en los que no había presencia policial. Esto convirtió a la República Islámica en el camino de menor resistencia para derrocar al Sah y reivindicar la soberanía iraní.

En 1974, USA aceptó la independencia petrolera de la OPEP. Sin embargo, el antagonismo hacia Irán se extendió hacia cuestiones demográficas y religiosas. El apoyo iraní a su población chiita, al igual que a la de Irak y a la de otros países que, además, enfatiza el apoyo a los ciudadanos pobres y a las políticas cuasi socialistas en lugar de a las neoliberales, convirtió a Irán en el principal enemigo religioso del sectarismo sunita de Arabia Saudita y del rol de este país como la legión extranjera wahabita de USA.

USA se opuso ante todo al general Soleimani porque este luchaba contra el ISIS y contra otros terroristas respaldados por USA que buscan dispersar Siria y reemplazar el régimen de Asad con un grupo de líderes locales dóciles a USA. La vieja táctica británica “divide y triunfarás”. Soleimani había colaborado en algunas ocasiones con tropas usamericanas para luchar contra grupos del ISIS que se “pasaron de la raya”. Es decir, de la raya de USA. Todo indica, sin embargo, que se encontraba en Irak para trabajar con el gobierno en la recuperación del control de los yacimientos petrolíferos de los que Trump tan vigorosamente alardeó de haberse apropiado.

Ya a principios de 2018 Trump le había pedido a Irak que compense a USA por el gasto de “salvar su democracia” al bombardear el resto de la economía de Saddam. El reembolso sería en forma de petróleo iraquí. Hace poco, en 2019, Trump se preguntó por qué no directamente apropiarse del petróleo iraquí. El gigantesco yacimiento petrolífero se ha convertido en el precio de la guerra del petróleo de Bush y Cheney posterior al 11 de septiembre. Una fuente que se encontraba en la sala le dijo a Axios que “A grandes rasgos, fue una reunión discreta, común y corriente. Hacia el final, Trump sonríe con desdén y dice “¿Qué vamos a hacer con el petróleo?””. [1]

La idea de Trump de que USA debería “recibir” algo por su gasto militar al destruir las economías de Irak y Siria refleja simplemente la política usamericana.

A finales de octubre de 2019, el New York Times reveló la siguiente información: “En los últimos días, Trump se asentó en las reservas petroleras en Siria como nuevo fundamento para aparentar dar marcha atrás y desplegar miles de tropas adicionales al país arrasado por la guerra. Declaró que USA ‘aseguró’ yacimientos petrolíferos en el caótico noreste del país e insinuó que la incautación del principal recurso natural del país justifica la expansión de la mayor presencia militar usamericana. “Lo tomamos y lo aseguramos”, dijo Trump el domingo acerca del petróleo sirio durante declaraciones en la Casa Blanca y luego de anunciar el asesinato de Abu Bakr al-Baghdadi, el líder del Estado Islámico”. [2] Un oficial de la CIA le recordó al periodista que tomar el petróleo iraquí había sido una de las promesas de campaña de Trump.

Esto explica la invasión iraquí de 2003 en busca de petróleo y también la de este año. Como dijo el presidente Trump, “¿por qué directamente no agarramos su petróleo?” También esclarece el ataque de Obama y Hillary en Libia. Este no solo se efectuó debido al petróleo, sino que también se llevó a cabo porque Libia invirtió sus reservas extranjeras en oro y no reutilizó sus ingresos de excedentes de petróleo hacia el Tesoro de USA. Y, por supuesto, debido también a la fomentación de un Estado socialista laico.

También explica por qué los “neocons” usamericanos temían el plan de Soleimani de ayudar a Irak a reivindicar el control de su petróleo y a resistir los ataques terroristas apoyados por USA y por Arabia Saudita en Irak. Fue esto lo que convirtió al asesinato de Soleimani en una ofensiva a realizarse inmediatamente.

Al empezar la condena de Trump, los políticos usamericanos perdieron prestigio cuando declararon, como lo hizo Elizabeth Warren, la “terrible” persona que era Soleimani y cómo este había matado a tropas de USA al planear la defensa iraquí de las bombas de carretera y de otras políticas que buscaban ahuyentar la invasión usamericana por petróleo. Warren sencillamente repitió como un loro el retrato de los medios usamericanos que pinta a Soleimani como un monstruo y que desvía la atención de las cuestiones políticas que explican por qué lo asesinaron en este momento.

La contra estrategia a la diplomacia del petróleo , del dólar y del calentamiento global usamericana

Esta estrategia usamericana continuará hasta que los países extranjeros la rechacen. Si Europa y las demás regiones no lo hacen, sufrirán sus consecuencias en la forma de una creciente guerra apoyada por USA a través del terrorismo, el flujo de refugiados, el vertiginoso calentamiento global y el clima extremo.

Rusia, China y sus aliados ya guían el camino a la desdolarización como manera de controlar el sostén que implica la balanza de pagos en la política militar usamericana. Sin embargo, ahora se especula sobre cuál debería ser la respuesta de Irán.

El pretexto o, mejor dicho, la distracción, hecha por los medios de comunicación de USA durante el fin de semana ha sido la de mostrar a USA como si estuviera bajo un ataque inminente. El alcalde de Nueva York Bill de Blasio apostó policías en encrucijadas visibles e importantes para alertarnos sobre cuán inminente es el terrorismo iraní, como si hubiera sido Irán y no Arabia Saudita quien lanzó el ataque del 11 de septiembre y como si Irán hubiera tomado, en efecto, medidas contundentes contra USA. Los medios de comunicación y los personajes célebres de televisión saturaron las señales con alertas sobre el terrorismo islámico. Los presentadores de televisión sugieren exactamente dónde hay más probabilidades de que ocurran los ataques.

El mensaje es que se asesinó al general Soleimani para protegernos. Tal como expresaron Donald Trump y varios voceros militares, había matado a usamericanos. Por lo tanto, ahora deben de estar planificando un descomunal ataque que perjudicará y dará muerte a muchos más usamericanos inocentes. Esta postura se ha convertido en la postura de USA en el mundo: débiles, amenazados y necesitados de una sólida defensa en la forma de una sólida ofensiva.

Ahora bien, ¿cuál es el verdadero interés de Irán? Si este es efectivamente socavar el dólar y la estrategia petrolera, la primera política debería ser librarse de las fuerzas militares de USA en Medio Oriente, incluida la ocupación usamericana de sus yacimientos petrolíferos. La acción impulsiva del presidente Trump sirvió de catalizador y causó justamente lo opuesto a lo que buscaba. El 5 de enero el parlamento iraquí se reunió con el objetivo de insistir en la retirada de USA. El general Soleimani era un invitado y no un invasor iraní. Son las tropas usamericanas en Irak las que violan el derecho internacional. Si se retiran, Trump y los “neocons” perderán el control del petróleo y la capacidad de intervenir en la mutua defensa iraní, iraquí, siria y libanesa.

Más allá de Irak se avecina Arabia Saudita. Se ha convertido en el Gran Satán, en el defensor del extremismo wahabita y en la legión terrorista de los ejércitos mercenarios de USA que luchan para mantener el control del petróleo y de las reservas de divisas de Medio Oriente, causa del gran éxodo de refugiados hacia Turquía, Europa y cualquier otro lugar del que puedan huir de las armas y del dinero brindado por los defensores usamericanos del ISIS, de Al Qaeda en Irak y de sus legiones sauditas wahabitas aliadas.

En principio, el ideal lógico sería destruir el poder saudí. Ese poder yace en sus yacimientos petrolíferos. Ya han sido atacados por humildes bombas yemeníes. Si los “neocons” usamericanos amenazan seriamente a Irán, la respuesta sería el bombardeo a gran escala y la destrucción de los yacimientos petrolíferos saudíes. También la destrucción de aquellos en Kuwait y de los jeques petroleros aliados en Medio Oriente. Así se acabaría el apoyo saudí a los terroristas wahabitas y al dólar.

Una acción como esta estaría sin duda coordinada con una convocatoria a palestinos y a otros trabajadores extranjeros en Arabia Saudita a rebelarse y a expulsar a la monarquía y a sus miles de familiares.

Más allá de Arabia Saudita, Irán y los otros partidarios de un quiebre diplomático multilateral con el unilateralismo neoliberal y neoconservador de USA deberían presionar a Europa para retirarse de la OTAN. Esto se debe a que esta organización funciona principalmente como una herramienta militar usamericano céntrica del dólar y que, por lo tanto, se opone al cambio climático y a las políticas de enfrentamiento militar que amenazan convertir a Europa en parte del torbellino usamericano.

Mural de Wild Drawing, Naxos, Grecia

Por último, ¿qué pueden hacer los usamericanos que se oponen a la guerra para resistir al intento neoconservador de destruir cualquier parte del mundo que contraríe la autocracia neoliberal de USA? Esta fue la reacción que más decepcionó durante el fin de semana. Tambalean. Para Warren, Buttigieg y otros no fue beneficioso acusar a Trump de actuar impulsivamente y sin pensar en las consecuencias. Dicha postura evita reconocer que la acción de Trump sí tuvo, en verdad, un motivo. Establece un límite para demostrar que USA irá a la guerra, luchará contra Irán y hará cualquier cosa para imponerle a la OPEP la política de los bancos centrales y para defender el control del petróleo de Medio Oriente y de las legiones del ISIS. Todo como si cualquier oposición a estas políticas fueran ataques hacia USA.

Entiendo la respuesta emocional y los nuevos pedidos de juicio de destitución a Donald Trump. No obstante, este es un fracaso evidente. Esto se debe, en parte, a que fue claramente una jugada partidaria hecha por los demócratas. Aún más importante es la acusación interesada y errónea de que, con el asesinato de Soleimani, Trump se excedió en sus límites constitucionales por llevar a cabo un acto de guerra contra Irán.

El Congreso respaldó el asesinato de Trump y es tan culpable como él por haber aprobado el presupuesto del Pentágono. Esto es debido a la eliminación en el Senado de la enmienda a la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2019. Bernie Sanders, Tom Udall y Ro Khanna habían introducido una enmienda en la versión de la Cámara de Representantes que explícitamente desautorizaba al Pentágono de librar una guerra contra Irán o de asesinar a sus oficiales. Cuando el presupuesto se envió al Senado, la Casa Blanca y el Pentágono (es decir, el complejo industrial-militar y los neoconservadores) eliminaron esta restricción. Esta fue una señal de alarma que anunciaba que la Casa Blanca y el Pentágono tenían, desde luego, la intención de librar una guerra contra Irán o de asesinar a sus oficiales. Frente al debate público, el Congreso careció del valor de discutir sobre este punto.

Detrás de todo esto se encuentra la resolución del 11 de septiembre inspirada en Arabia Saudita que le quita al Congreso el poder exclusivo de librar una guerra. La Autorización de Uso de Fuerza Militar de 2002 supuestamente se quitó del cajón contra Al Qaeda. Fue, sin embargo, el primer paso en el prolongado apoyo al mismo grupo responsable del 11 de septiembre, es decir, a los secuestradores sauditas de aviones.

La cuestión está en cómo hacerle ver a los políticos usamericanos, europeos y asiáticos que la política “a todo o nada” de USA amenaza con librar nuevas oleadas de guerra, refugiados y alteraciones en el comercio de petróleo en el Estrecho de Ormuz y, en última instancia, agravar el calentamiento global y la dolarización neoliberal impuesta en todos los países del mundo. El hecho de que ningún país convoque a un nuevo juicio por crímenes de guerra al estilo Núremberg, amenace con retirarse de la OTAN o evite tener reservas en la forma de dinero prestado al Tesoro de USA para financiar el presupuesto militar usamericano, es una muestra del inexistente poder que tienen las Naciones Unidas.

Notas

[1] https://www.axios.com/trump-to-iraqi-pm-how-about-that-oil-1a31cbfa-f20c-4767-8d18-d518ed9a6543.html. El artículo agrega la siguiente información: «De acuerdo con la fuente en la sala, el primer ministro iraquí respondió “¿A qué te refieres?” en la reunión de marzo. Y Trump dijo “Bueno, hicimos mucho. Hicimos mucho allí. Gastamos billones y mucha gente ha estado hablando del petróleo’”».

[2] Michael Crowly, “‘Keep the Oil’: Trump Revives Charged Slogan for new Syria Troop Mission,” The New York Times, 26 de octubre, 2019. https://www.nytimes.com/2019/10/26/us/politics/trump-syria-oil-fields.html. El artículo agrega la siguiente información:«”Quédense con el petróleo, les dije”, cuenta Trump. “Si van a Irak, quédense con el petróleo. Nunca lo hicieron. Nunca lo hicieron”».

Michael Hudson Михаел Хадсон

Original: USAmerica escalates its “democratic” oil war in the Near East

Traducido por Victoria Ruggieri

Editado por Fausto Giudice Фаусто Джудиче فاوستو جيوديشي

Traducciones disponibles: Français  Português/Galego