Rita Segato: “Soy la orgullosa abuela de ‘Un violador en tu camino'”

Todas las mujeres hemos sufrido violencia, incomodidades, obstáculos en el camino, menoscabos. Yo siempre he sido una persona de palabra, de lenguaje, y a veces he tenido que gritar, volver mi lengua más afilada y cortante para atravesar el silencio.

ASUNTOS PROPIOS

La antropóloga argentina es la fuente teórica del himno feminista que las chilenas Las Tesis han viralizado a escala planetaria

Con la venda negra sobre los ojos, cientos de mujeres de AméricaEuropaAsia y África saltan a las calles para entonar ‘Un violador en tu camino’, el himno feminista que las chilenas  lanzaron el 25 de noviembre. Las cuatro autoras subrayan que la letra bebe de los textos de la antropóloga y activista Rita Segato (Buenos Aires, 1951), autora de clásicos como ‘Las estructuras elementales de la violencia’ y ‘La guerra contra las mujeres’.

Rita Segato. Rolando Andrade Stracuzzi

–¿Se siente la madre de este grito universal?
–Quizás la abuela, que es una posición en la que una está más a salvo, ¿no?

–Abuela, pues.
–¡Me siento una abuela orgullosa! No conozco personalmente a Las Tesis, pero les tengo una inmensa admiración. He dedicado 26 años de mi vida a estudiar la violencia contra las mujeres, intentando darle palabra y, de repente, ellas han compactado el mensaje en 33 versos y lo han transmitido al mundo.

“Han compactado en 33 versos 26 años de mi vida dedicados al estudio de la violencia contra las mujeres”

–¿No le da algo de rabia, en el fondo?
–En absoluto. El estudio de la violencia no estaba inicialmente entre mis deseos. En 1993, yo era profesora en la Universidad de Brasilia y un coronel de la policía, ante lo que parecía ser un brote de casos de violación, vino a pedir asesoría. Entrevisté a varios violadores en la cárcel, el tema se instaló en mi vida y nunca me abandonó. Mis escritos han circulado en la academia y el activismo. Pero lo de esta canción es un fenómeno.

La antropóloga Rita Segato, en Buenos Aires. / ROLANDO ANDRADE STRACUZZI

–Lo es.
–¡Y eso que hay un bloqueo mediático! Las ‘performances’ no aparecen en las grandes cadenas de televisión de derechas ni de izquierdas. ¡No salen en Telesur [canal multiestatal con central en Venezuela]! Pero el tema camina solo y la letra se traduce al árabe, a lenguas africanas, al hindi…

–¿Cómo explica el contagio planetario?
–Las mujeres hemos descubierto que lo que nos une en todas las civilizaciones es sufrir la violencia patriarcal sobre nuestros cuerpos. Por otra parte, la canción condensa de manera magistral un conjunto de ideas que están en el corazón de esa violencia y que han sido inmediatamente comprendidas por las mujeres que, aunque no se llamen feministas, tienen una piel que siente el patriarcado.

–¿Qué estrofa le parece capital?
–Hay temas sintetizados de manera magistral. Uno es explicar que el violador es un ‘sujeto moral’. El ‘sentido común’ dibuja al violador como un sujeto inmoral, pero es justamente lo contrario: es el representante de la moral [patriarcal]. No son locos, ni personas inclinadas al crimen, ni lo hacen porque necesitan sexo, sino para decir algo al mundo. 

–¿Decir qué?
–Necesitan probarse hombres todos los días. Inseguros, su forma de restaurar su masculinidad es mediante la violencia. Pero la violación letal no es más que la culminación de actos, miradas, palabras y chistes violadores, que son la atmósfera que respiramos. Por eso yo hablo de crimen político. Otra idea que subraya la canción es el carácter patriarcal de la policía, los jueces y el Estado.

“Los que intentan adueñarse del planeta y de sus recursos se dan cuenta de la amenaza que significa nuestro activismo”

–Mientras, crece la ola reactiva.
–Es la prueba de lo que amenazamos. Tenemos detrás 70 años –desde Simone de Beauvoir hasta hoy– de construcción de una reflexión teórico-política muy sofisticada que ocupa estantes en las librerías físicas y virtuales, y un activismo en las calles que, con idas y venidas, no ha cesado. En frente, los que intentan adueñarse del planeta y de sus recursos se dan cuenta de la amenaza que significa el pensamiento y el activismo de las mujeres y, rápidamente, salen a colocar implantes reactivos a ver si nos paran.

–¿Implantes fascistas?
–En mi opinión, el fascismo, más que una política, es una estrategia política que se basa en apuntar la existencia de un enemigo común. Y es fácil colocar ahí a las mujeres, a los LGTBI, a los negros, a los migrantes. Los necesita para controlar el mundo. Es muy importante entender lo que pasa y ponerle nombres precisos. Ellos son nuestros antagonistas.

–¿Qué siguiente paso propone?
–Hay que repolitizar la visión sobre qué hacemos y cómo somos las mujeres, e indicar a los hombres cuánto les importa deslizarse hacia fuera del mandato de masculinidad que también los oprime, los enferma y los mata en guerras. A ellos les digo: “Abajo el mandato de masculinidad”. Si son capaces de volverlo obsoleto, su mundo –y el nuestro– cambiará. Al caer el patriarcado, muchas otras formas de poder perderán sentido. 

“Siempre he sido una mujer de palabra y, a veces, he tenido que afilar mi lengua para atravesar el silencio”

–Usted ha recuperado un amor de juventud, de origen indígena. ¿Se ha ‘deslizado’ él?

–La masculinidad indígena, cuando no se ha acriollado, es distinta.

–Entonces, se ha librado del zarpazo.
–Todas las mujeres hemos sufrido violencia, incomodidades, obstáculos en el camino, menoscabos. Yo siempre he sido una persona de palabra, de lenguaje, y a veces he tenido que gritar, volver mi lengua más afilada y cortante para atravesar el silencio.

Núria Navarro

Fuente: LA CONTRA, elPeriodico, 15 de diciembre de 2019