Merry Christmas

Cuentan que, hace muchos años, Jesucristo le aseguró a Pedro: “sobre esta piedra edificaré mi iglesia”.

Ignoro de qué tamaño era aquella piedra porque los historiadores nunca han entrado en detalles, pero su lugar lo ocupa ahora el Vaticano.

En Costa de Marfil, un dadivoso presidente llamado Félix Houphouët-Boigny, pagó de su “bolsillo” nacional 300 millones de dólares para hacer posible sobre otra “piedra”, en este caso africana, la Basílica de Nuestra Señora de la Paz, réplica exacta de la vaticana.

En Guadalajara, México, ya debe estar inaugurado el mayor templo del mundo, capaz de albergar a 75 mil personas en las diez hectáreas que mide la “piedra”.

Son algunas de las muchas “piedras” que la Iglesia ha construido para celebrar la vida de quien nació en un pesebre.

Cuentan que, hace muchos años, el Mercado le aseguró a Jesucristo: “sobre este pesebre edificaré la Navidad”.

Tampoco sé de qué tamaño era el pesebre pero si quiere una copia, árbol y belén incluidos, banda sonora, luces de colores, reyes magos, estrellas luminosas, turrones, champañas, merluza, cerdo asado, lotería y regalos para dar y tomar, todavía puede adquirirlo en El Corte Inglés o encargarlo por Internet.

Extraño destino el de un niño ilegal, inmigrante desprovisto de papeles, el más pobre entre los indigentes, amenazado de muerte por un Estado que nunca le perdonó su propuesta de paz y de justicia. Tal vez por ello es que tampoco él vuelva a casa por Navidad  ni lo van a encontrar en esos fastuosos templos erigidos en su nombre. El sigue en la calle, en los cinturones de miseria que circundan sus templos y sus fiestas, allá donde nunca está su “iglesia” y en donde puede seguir siendo divino.

Una mujer prepara comida junto a las vías del tren en un slum de Varanasi, India. Octubre de 203 (Foto: Juan Luis Sánchez)

(Euskal presoak-euskal herrira/Llibertar presos politics/Altsasukoak aske)

Koldo Campos Sagaseta Columna Cronopiando para La Pluma, 26 de diciembre de 2018

Editado por María Piedad Ossaba