Los derechos legítimos del pueblo saharaui y las pretensiones anexionistas de Marruecos: Notas y referencias de trabajo

Han transcurrido ya 43 años desde que Marruecos expulsara a España del Sáhara Occidental y la sustituyese, a sangre y fuego, en su papel de potencia colonial y país ocupante.

Esta maniobra fue llevada a cabo con el asesoramiento estratégico y el visto bueno de Henry Kissinger, ex secretario de Estado de Estados Unidos, y se instrumentó mediante la tristemente célebre Marcha Verde, con la que el rey de Marruecos, Hassan II, empujó a 350.000 súbditos civiles sobre la frontera noroeste del Sáhara Español (noviembre de 1975). Días antes, y sin publicidad alguna, tropas militares marroquíes penetraban en el territorio saharaui por la frontera noreste. [[1]]

Hassan II hizo un aprovechamiento abyecto de la agonía del dictador Francisco Franco, que moriría el 20 de noviembre de 1975 y cuyo régimen caduco se hallaba extremadamente debilitado por la larga lucha de las fuerzas democráticas contra la Dictadura.

Enfrentado a la tesitura una más que posible matanza de civiles (los integrantes de la Marcha Verde) y la amenaza de una inminente guerra con Marruecos, el Gobierno español –paralizado por la agonía de Franco- optó por retirarse, cediendo al chantaje alauita, incumpliendo la palabra dada y sus obligaciones internacionales, dejando paso libre a las tropas marroquíes y abandonando a los saharauis (en aquel entonces, ciudadanos españoles) en manos de su peor enemigo.

Tras la Marcha Verde, la invasión y la ocupación del Sáhara Occidental se “formalizó”, el 14 de noviembre de 1975, mediante unos ilegales “Acuerdos Tripartitos de Madrid”, en virtud de los cuales España cedía temporalmente la administración (no la soberanía) del territorio saharaui a Marruecos (las dos terceras partes del territorio, en el Norte) y Mauritania (el tercio restante, en el Sur), comprometiéndose a abandonar su provincia africana antes del 28 de febrero de 1976.[[2]]

A partir de esta última fecha estallaría la guerra de Marruecos y Mauritania contra el Frente Polisario.[[3]] Los militares marroquíes, ebrios de delirio, persiguieron y bombardearon a la población civil saharaui, tanto en sus asentamientos como en su huida en desbandada a través del desierto, perpetrando una horrible masacre dirigida a eliminar a todo un pueblo y obligando a buena parte de la población superviviente a traspasar la frontera de Argelia y refugiarse en la zona más árida del desierto (los campamentos de Tinduf), donde sobrevive ejemplarmente desde entonces, habiendo constituido su propio Estado en el exilio: la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).[[4]]

Desde entonces, la ONU (tanto la Asamblea General como el Consejo de Seguridad) ha aprobado decenas y decenas de resoluciones sobre el Sáhara Occidental, reconociendo reiteradamente el derecho del Pueblo Saharaui a su autodeterminación y exhortando a Marruecos a abandonar un territorio que no le pertenece y sobre el que no ostenta ningún título de soberanía, como había dictaminado el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) de La Haya. [[5]]

En España, tras la muerte de Franco, los primeros gobiernos de la Transición a la democracia y los partidos de la oposición, apoyaron al Frente Polisario y al Pueblo saharaui en su lucha contra el invasor y en apoyo de un referéndum de autodeterminación.

En 1991, tras 16 años de guerra, la mediación de la ONU y la OUA logró el cese el fuego, acordándose en contrapartida la celebración de un referéndum de autodeterminación, compromiso que fue aceptado por Marruecos y para lo cual se creó la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental). Pero desde esa fecha, en que España y Marruecos firmaron un Tratado de Amistad y Cooperación [[6]], se inició un giro en la posición oficial española, que se mantiene hasta hoy y que resulta inexplicable para la mayor parte de la sociedad española, ampliamente solidaria con la causa saharaui. [[7]]

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Luis Portillo Pasqual del Riquelme

Fuente: Tlaxcala, 13 de diciembre de 2018