Francia: y ahora los estudiantes de secundaria…

El 5 de diciembre, más de 200 institutos cerraron en todo el territorio nacional y en muchos otros hubo disturbios. La movilización de los “chalecos amarillos” se extiende como una mancha de aceite y la contestación gana hoy el mundo estudiantil.

Una escena ya ordinaria en Francia en estos tiempos tormentosos. Jueves, 6 de diciembre, al final de la mañana. Delante de las verjas de un IES, en un muy apacible barrio de la periferia parisina, un centenar de alumnos de 15, 16 y 17 años, empiezan a salir tranquilamente del instituto para ir a comer, discutiendo, bromeando, relajados porque terminaron ya las clases de la mañana.

Manifestación de estudiantes de secundaria en Marsella el 4 de diciembre de 2018: recuperaron un cartel de mayo del 68 que decía “Se joven y cállate”, remplazando a de Gaulle por Macron

Extrañamente, delante de los edificios escolares, un grupo de policías bloquea el acceso a la calle que estos chavales suelen tomar para volver a casa. Cuando, sin plantearse mayor problema los chavales cogen por la otra calle, bruscamente irrumpe a toda marcha una compañía de unos veinte CRS, equipados con cascos, corazas y escudos. Ante los adolescentes atemorizados, aterrorizados, los CRS se paran y se ponen en posición de formación; tres de ellos salen de la fila, avanzan, arman sus cañones de gases lacrimógenos… Una chica chilla: “¡Larguémonos! ¡Van a disparar! ¡Van a disparar!”

Y efectivamente, disparan. Los chavales que no quedaron allí paralizados, atónitos y aterrorizados, escapan a toda carrera: los otros se encontraron de repente acorralados, golpeados salvajemente, insultados. Uno de ellos, caído en el suelo, es apaleado por dos CRS que le increpan: “¡Sucio bastardo!”; una chica, golpeada, sangrando por la boca, oye que otro CRS le grita: “¡Pequeña folladita!”. Al asalto de esos que se suelen llamar, incluso en casos parecidos, “guardianes de la paz”, los jóvenes logran escapar corriendo a refugiarse en el instituto, o se precipitan por las callejuelas adyacentes. Nada. No habían hecho absolutamente nada. Salían de las clases, volvían a casa y los CRS los brutalizaron. Sin razón alguna.

Incomprensible. Inaceptable. Inquietante. Acontecimientos así ha habido por decenas y decenas en Francia durante estos últimos días. En esta Francia que el Presidente Macron “reforma” a golpe de porras. El día anterior, el miércoles 5, varios alumnos de instituto habían resultado heridos por disparos de pelotas de goma; uno (de 16 años, alcanzado en la frente) en la región de los Pays de la Loire, otro de la misma edad (golpeado en la cara) en la Isla –de –Francia. Videos de los hechos fueron inmediatamente subidos a las redes sociales. En los dos establecimientos en cuestión, asambleas generales de profesores consensuaron sendos comunicados afirmando su solidaridad con sus alumnos con un llamamiento al cierre general de los institutos.

El 5 de diciembre, más de 200 institutos cerraron en todo el territorio nacional y en muchos otros hubo disturbios. La movilización de los “chalecos amarillos” se extiende como una mancha de aceite y la contestación gana hoy el mundo estudiantil. A la llamada de los sindicatos estudiantiles, o a veces espontáneamente, numerosos jóvenes se manifiestan contra la reforma neoliberal aplicada a la Educación pública con el fin de aumentar las tasas de escolaridad y endurecer la selectividad para entrar en la universidad y así expulsar a los hijos de las familias más empobrecidas. Respuesta del Gobierno: enviar la tropa a lanzar granadas lacrimógenas y pelotas de goma, indiscriminadamente al montón, en cuanto un simple contenedor arde… En todo el país, más de 150 arrestos de adolescentes tuvieron lugar solo la jornada del 5. Y en el departamento más popular de la región de París, en Seine-Saint Denis, la rabia se extiende ya a los colegios de niños y niñas de 11 a 14 años.

Este mismo día, se decidió igualmente y aplicó el cierre de varios centros de la Sorbona (campus de Tolviac a París I, de París III Censier…). El movimiento de contestación estudiantil, interrumpido el 20 de abril último por la irrupción de los CRS para evacuar la “Comuna libre de Tolbiac”, podría recomenzar en cualquier momento. Una cosa está clara: un régimen que maltrata de este modo a su juventud, ya atemorizada por los riesgos del paro, de la precariedad, de las múltiples y continuas dificultades socio-económicas, no tiene futuro. Está condenado. Pero mientras llega el cambio, va a utilizar los medios de violencia (¿hasta qué punto “legítima”?) que tiene a su disposición para intentar mantener su orden, inicuo, cínico, y al final insostenible.

Rémy Herrera

Original: France : et maintenant, les lycées…

Traducido por Red Roja Red Network Rede Vermelha

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Fuente: Tlaxcala, 11 de diciembre de 2018