“¡No es una revuelta, Sire, es una revolución!”
Jean-Luc Mélenchon sobre los Chalecos Amarillos

Porque una certeza no ha llegado a la mente del monarca: no se gobierna a 65 millones de personas como una start-up. No se gobierna contra el pueblo en una nación democrática. Lo que se va a demostrar.

El gobierno elije el pudrimiento de la situación. Y por supuesto, la tradicional imaginería de Epinal de violencias urbanas inaceptables. Inconsciente  del peso cultural de las diversas imágenes a las que millones de personas han tenido acceso durante años, juegan con los sentimientos y prejuicios de las telenovelas de la década de 1960.

En mi opinión, esta opción de pudrimiento  se hace más por falta de imaginación que por cálculo para encontrar una salida a una crisis cuyos fundamentos están totalmente fuera de su control. Los genios del “disruptivo” no entienden nada de esta “disrupción” de la sociedad. Sin embargo, ella hace explotar todo un mundo de certezas, análisis y prejuicios. El “pueblo” está de vuelta. Se suponía que estaba definitivamente eliminado de cualquier escenario político. El adversario no tiene ninguna herramienta ideológica para comprender esta realidad. Si me refiero a la acogida que la izquierda oficial ha reservado a mi libro La era del pueblo y como la  palabra misma fue acogida por la gente hermosa de todo índole hace seis años, cuando comencé a utilizar la palabra como lema, no me  sorprendí. Sabiendo que se habían vendido más de cien mil ejemplares, no me preocupé. Sin embargo, con la banderola de los hinchas Winners en el estadio de Marsella (ver fotos abajo) en pleno movimiento de los chalecos amarillos, no sólo tenemos al nuevo actor en el escenario, sino que su autoconciencia está claramente expresada. Así que veremos al pueblo constituirse de hora en hora: liceos aquí, campesinos allá, conductores de ambulancias, taxis y así sucesivamente, sin límites ni excepciones.

La formación como pueblo es la primera en este proceso, y la afirmación pertenencia a una categoría encuentra el medio de presentarse como portadora de un interés general. Espero que esta formulación permita comprender el desarrollo de este proceso de autoorganización y de formación de una representación colectiva. Se acompaña de un aumento en la extensión de lemas y reivindicaciones  a medida que avanzan las jornadas y los desafíos encontrados en la acción. Nada está saliendo como lo planeaban todas las grandes mentes que arbitran la elegancia intelectual. En el poder, es aún peor. Embebidos en sus certezas y posturas blairistas [de Tony Blair], con treinta años de retraso sobre el estado del mundo y de Francia, no dan crédito a sus ojos en el sentido literal de la palabra.

Su total incultura histórica agrava el caso. La frase apócrifa atribuida a Luis XVI parece actual: “¿Es una revuelta?  No, sire, es una revolución.” Una revolución ciudadana. La peor para los importantes. En la que las personas actúan y deciden por sí mismas y se involucran en todo. Nadie con quien negociar, nadie a quien sobornar, nadie a quien  meter en su bolsillo. Las rotondas reemplazan las barricadas. Los piquetes, las asambleas de sección de los Sans culotte. ¡Maravilloso pueblo de Francia!

Ahora el escenario desarrolla sus episodios. No sé quién tuvo la idea de difundir un escenario por secuencia sobre las etapas del movimiento de los chalecos amarillos de un sábado a otro. Pero todavía lo veo como una de esas demostraciones de relevancia que son típicas de los  períodos de acción popular de masas como la que estamos viviendo. ¿El acto 4 sería el de la revolución?Haut du formulaire Si le damos a esta palabra el sentido de una conflagración general y de deslegitimación de los poderes, entonces creo que eso es lo que vemos ponerse en marcha, día tras día, hora tras hora. Podemos contar con el poder macronista para seguir demostrando una total falta de sensibilidad y tacto. Como desde el comienzo, la contra-carga permanecerá en su carril sobreactuado y desfasado: “¡el movimiento se agota!”,  “los chalecos amarillos  se desgarran “,   “La violencia desacredita al movimiento”, etc.

Además de la maravillosa escuela de masas que estos estribillos organizan contra cualquier palabra oficial y especialmente contra el discurso mediático, la ganancia más significativa es que esto no limita nada en las motivaciones para actuar, todo lo contrario fortalece las redes de comunicación paralelas. Las relaciones de fuerza en este sector funcionan como esta famosa ley de mercado que no funciona en ningún otro lugar: el mejor eslogan, la mejor fórmula circula a la velocidad de un medio que se ha vuelto totalmente incandescente.

Es una prueba de verdad fascinante para aquellos que quiere ver emerger el fondo de lo que está en juego. Esta palabra no sesgada, no modelada por los canales de la supuesta “intermediación” de los medios oficiales, es pura energía revolucionaria. Por supuesto puede arrastrar todo y cualquier cosa, lo mejor y lo peor en general.  Pero al final siempre cae de nuevo a sus pies, es decir, sobre lo esencial de lo que se considera bueno para todos y que luego empieza a girar en bucle porque el sistema de los “compartires” lo hace posible. La telaraña es entonces un referéndum político permanente

El adversario gubernamental  lo entendió bien. Le gustaría mucho recuperar el control de esta palabra, para llevarla a su lecho de palabras y posturas. Tras el ridículo de la recepción fallida de los chalecos amarillos en Matignon, donde sólo un periodista con un chaleco amarillo aceptó finalmente irse, el sistema macronista no liberó su presa. ¡Incluso se superó a sí mismo! Y este fue el invento en el semanario macronista “Le Journal du Dimanche” de un grupo de “chalecos amarillos moderados”  que firmaron conjuntamente una tribuna. ¡Una enorme manipulación! Crear una “fracción”, una “tendencia” a la antigua, para manipular a la gente y a la opinión, es una idea del nivel de los viejos “ex-izquierdistas” que dirigen este nivel de la escena. Los conocemos bien. Son los mismos que nos hicieron el truco que se extendió en la primera página de Le Mondo sobre seis columnas o en Le Parisien con estos “demócratas insumisos” cuya existencia nunca excedió el lugar del encuentro donde fueron reunidos por su manipulador.

El impacto de tales métodos sobre  la realidad es el siguiente: ¡la realidad es la más fuerte!  En otras palabras, todas estas manipulaciones sólo sirven para desnudar al adversario  sin ningún beneficio para él. Estas formas de hacer deberían acelerar y ampliar los medios de autocontrol de la palabra común que el movimiento ya ha afirmado sistemáticamente. Normalmente los piquetes terminarán por designar su representante directo. Lo que será una profundización de la crisis de los dobles poderes, doble legitimidad, que se constituye ante nuestros ojos.

Durante las próximas horas, veremos el agotamiento de la estrategia dl pudrimiento. El poder tratará de mantenerse en su riel. Luego, como ha esperado demasiado, los escenarios de aterrizaje ya disponibles en la tecnocracia eliseana no calmarán nada. Y lo que no calma, en la revolución, empeora. A menos que la tensión causada por la política sin suelo lleve todo al punto de ruptura antes. Porque una certeza no ha llegado a la mente del monarca: no se gobierna a 65 millones de personas como una start-up. No se gobierna contra el pueblo en una nación democrática. Lo que se va a demostrar.

Jean-Luc Mélenchon

Original: “Ce n’est pas une révolte, Sire, c’est une révolution!”

Traduit par María Piedad Ossaba para La Pluma y Tlaxcala, 6 de diciembre de 2018

Editado por Fausto Giudice Фаусто Джудиче فاوستو جيوديشي

Traducciones disponibles: Italiano