Cumbre de mierda

Una cumbre de escatológica retórica y ponderados excrementos requería un inodoro de calidad y garantía: “¡Kohler!” Ni siquiera es preciso tirar de la cadena.

Sí, cumbre de mierda que ha convocado a los más virtuosos declamadores de mierda para que retomaran y coordinasen la mierda que nos tienen reservada, por supuesto sostenida y sustentable, y que ha ido de boca en boca malbaratando ensalivada mierda por turnos y micrófonos hasta que, desbordados los horarios y agotadas las agendas, terminara finalmente remitiendo al futuro una próxima cumbre de mierda.

Y si doy la impresión de reiterarme en esta columna de mierda, me comprometo a no volver a mencionar de nuevo esa palabra que resume la cumbre de los veinte. Si no me creen, mejor confíen en el instinto natural de Mohamed Bin Salman, ese príncipe saudí que tanto se ha destacado últimamente entre ese selecto club de canallas y que se mostró muy satisfecho de que a su llegada a Buenos Aires ya estuviesen instalados para él y un séquito de cuatrocientas personas, (entre agentes, secretarios y descuartizadores) otros tantos inodoros de la marca “Kohler” que, a cuenta de su reino y para la ocasión, había mandado comprar en los Estados Unidos. Una cumbre de escatológica retórica y ponderados excrementos requería un inodoro de calidad y garantía: “¡Kohler!” Ni siquiera es preciso tirar de la cadena.

(Euskal presoak-euskal herrira/Llibertat presos politics/Altsasukoak aske)


Koldo Campos Sagaseta Columna Cronopiando para La Pluma, 5 de diciembre de 2018

Editado por María Piedad Ossaba